MABUSE escribió:Impresionante, ya había tenido noticia de esto, además de mis recuerdos personales (donde el magnífico programa "La Clave" dirigido por el Sr. Balbín ocupa un lugar de privilegio). Imagínese que los domingos en prime time pusieran films de calidad... La gente se soliviantaría, el cine hace pensar, sentir y nos inspira ganas de vivir, cosa que no interesa ahora, que es mejor estar aborregado.
Sí señor, qué buen programa era "La Clave". Aún recuerdo a Balbin fumando en pipa en las tertulias.
Yo entiendo que una televisión privada ponga en prime time "la voz" y cosas por el estilo, ya que ellos viven de la publicidad, pero no entiendo el porqué en una televisión pública, que pagamos todos con nuestros impuestos, siempre veamos las mismas películas, ya sean las clásicas o modernas, españolas o extranjeras... por ejemplo, ¿por qué en "Cine de barrio" siempre ponen las mismas películas españolas una y otra vez?
MABUSE escribió:En los archivos de TVE hay verdaderos tesoros y ningún impediemnteo para optar por emisiones de calidad. Es una decisión política emitir morralla por la televisión pública, que es un mal que dura ya muchos años y que no tiene perdón.
Sí, es cierto. TVE debería ser un ente independiente del gobierno de turno que haya, ya que cada vez que entra un partido político nuevo al poder, hacen alguna "limpia"... como por ejemplo la última ha sido la del gran Vicente Romero (creador de magníficos reportajes en "Informe Semanal" y "En Portada") que tras media vida en RTVE, lo han despedido "por viejo"
http://es.tv.yahoo.com/noticias/vicente ... 49407.html
En fin...
EDITO: Añado por aquí un texto publicado ayer por Ferran Monegal
aquí, referente al despido de Vicente Romero
Jubilan a la fuerza su mirada
Los preclaros nuevos jefes del área de informativos de TVE han obligado a Vicente Romero a jubilarse ¡Ah! Qué insensatos. A este gran routier de la crónica y del reportaje le han puesto a la fuerza unas gafas negras para que su mirada ya no nos vuelva a llegar. Durante varias décadas, Romero ha sido nuestros ojos. Gracias a él hemos podido mirar el mundo sin salir de casa. Su mirada, siempre comprometida, no era un vistazo embobado sobre los fastos de las celebrities mundiales. En su mirada siempre había intención. Y siempre era a escala humana. Desde que entró en TVE, en 1984, ha recorrido el planeta mostrándonos la humanidad más olvidada. Para eso, para que no nos olvidemos más. Recuerdo especialmente su crónica de la primera victoria de Obama. No pidió ir a Washington, a hacer bulto junto al rebaño de corresponsales que allí se agolpaban. Romero pidió ir a Dakota del Sur. Al paupérrimo apartheid de la reserva de los indios sioux, que también estaban celebrando otras elecciones, mucho más humildes: votaban a su jefe de tribu para los próximos cuatro años. ¡Ah! Qué contraste el que consiguió informando en la polvorienta y mísera reserva, frente a las brillantes pompas de la contienda electoral estadounidense. También recuerdo la lección que nos deparó el día que entrevistó a la saharaui Aminatou Haidar. Tumbada en el suelo del aeropuerto de Lanzarote, esta mujer protestaba por la infame situación que sufre su pueblo. Vicente, y su inseparable compañero, el cámara Evaristo Canete, nos enseñaron cómo hay que entrevistar con respeto y dignidad: agachados, en el suelo, colocados a la altura de Aminatou, hicieron toda la entrevista mirándole a los ojos, en el mismo plano, en la misma horizontal. Fue una lección magistral.
Vicente Romero se despidió de nosotros en la madrugada de ayer. Desde Vietnam. Acompañado de su hijo Miguel (Buscamundos, TVE-1), eligió ese lugar para cerrar su círculo personal, porque fue en Vietnam donde hizo su primera crónica como corresponsal de guerra para el diario Pueblo. Vicente contaba entonces veintipocos años de edad. Ayer nos comunicó: «Aquí empezó todo, y aquí parece que va a terminar. TVE ha decidido jubilarme obligatoriamente». ¡Ah! Qué miopía, qué barbaridad, prescindir de un periodista con este bagaje. Hicieron lo mismo, con Rosa María Calaf. Qué cafres. Desdeñan, eliminan, jubilan, el talento y la profesionalidad.