Norma
Bellini
Bellini nos cuenta la historia de una sacerdotisa gala durante la ocupación romana. Pero, Norma no es una ópera de ambiente, el mundo de los druídas en el que se desarrolla la acción no es más que un dato marginal en la dinámica de la obra, es un toque romántico que el gusto del publico agradecía. En lugar de poner en primer lugar las guerras entre galos y romanos, se sitúa la relación entre dos amantes pertenecientes a esas culturas antagónicas: el argumento es la historia de dos mujeres que ignoran estar enamoradas del mimo hombre, llegando una de ellas a considerar la posibilidad de asesinar a sus propios hijos. De modo que es una historia de amor, pasión, celos, renuncia... Algo, por lo demás eminentemente romántico, aunque el estilo clásico de Norma pretendía evitar el romanticismo fácil que imperaba en el melodrama de principios del s XIX.Bellini
La Norma de Bellini, a diferencia del modelo romántico (mujer víctima y débil), actúa sobre los acontecimientos, los modifica y es dueña de su propio destino. Es un personaje complejo: una sacerdotisa devota y consciente del cargo público que desempeña, una madre preocupada por sus hijos, una mujer pasional y enamorada, una dura enemiga capaz de lo que sea por venganza... y el gran talento de Bellini reside en la capacidad para expresar todo esto en el arco melódico de una cavatina: Casta diva.
El único final posible para esta trama de personalidades es la muerte, pero no como castigo sino como desenlace lógico de un grave conflicto de intereses.
Es una de las óperas de mayor complejidad que se han escrito nunca para soprano. Requiere la solidez en los tonos graves de una soprano dramática y la agilidad en los agudos de una coloratura. Una voz más completa y potente que la que ya se espera en una bel cantista. A las dificultades vocales se une el dinamismo melódico y la complejidad del personaje que exigen que la ópera sea cantada por grandes voces para poder conseguir todo su efecto dramático.
Solo ha habido tres grandes Norma: primero María Callas, su sucesora Montserrat Caballé y luego, la sobrehumana Joan Sutherland. Por supuesto las características vocales e interpretativas se hacen extensivas a los demás personajes. Adalgisa y Pollione no pueden ser voces mediocres al lado de semejantes Norma.
En septiembre de 1831, Bellini aun no tenía detallado el argumento para una ópera que tenía que estrenar el 26 de diciembre de ese mismo año, pero no hubo retraso en su estreno en el teatro de la Scala de Milán.
Norma, Sacerdotisa del templo de Irminsul (soprano)
Pollione, Procónsul de Roma en las Galias (tenor)
Adalgisa, Joven sacerdotisa de Irminsul (mezo-soprano)
Oroveso, Jefe de los druidas, padre de Norma (bajo)
Clotilde, Confidente de Norma (mezo-soprano)
Flavio, Centurión romano, amigo de Pollione (tenor)
Acto I – escena I - La ópera se abre con una sinfonía (allegro maestoso) que no cumple la función de describir un ambiente ni de decidir la atmósfera predominante de la obra. La música, hasta la entrada de Norma, constituye un bloque único, tanto por la identidad métrica utilizada como por la afinidad temática, que sirve, en realidad, para presentar a la protagonista.
En el bosque sagrado de los galos, los druídas suplican a su dios que los libere de los romanos. Una vez vacío el bosque, entran Pollione y Flavio. Pollione confiesa a su amigo que el amor que sentía por Norma ha desaparecido y que ahora ama a Adalgisa, pero le aterroriza la ira de Norma. Se esconden cuando sienten llegar la procesión de los druidas encabezados por Norma que aconseja paciencia: todavía no ha llegado la hora de acabar con la dominación romana. Canta la famosísima aria Casta Diva, en la que invoca a la Luna. Luego, en un aparte, revive su amor por Pollione Ah! bello a me ritorna (Ah, vuelve a mi tan bello) mientras los druídas se alejan. Aquí está la primera de las contradicciones del personaje, el conflicto de intereses: su amor por Pollione y su odio por los romanos son irreconciliables.
Adalgisa se queda sola y Pollione se reúne con ella y la invita a seguirle a Roma, a lo que ella accede. En realidad, este primer dúo de la ópera no consigue transmitir lo que debía: la ardiente pasión entre Adalgisa y Pollione. Pero, con ello Bellini consigue concentrar toda la atención musical en el personaje de Norma.
escena II - Norma, en la casa secreta donde esconde a sus hijos; nos revela sus confusos y dolorosos sentimientos. Llega Adalgisa para confesarle que piensa huir con su amor secreto y pedirle consejo. Norma recuerda su propio pasado: Oh, rimembranza (oh, recuerdos), promete anular los votos jurados de Adalgisa para ayudarla, debe hacer libremente lo que le exige el amor; luego le pregunta el nombre del amado, “aquí está” señala Adalgisa en el instante en que Pollione entra en escena. Ciega de ira, Norma reprocha al romano su traición y le recuerda a sus hijos, Ah, non tremare perfido (ah, no tiembles pérfido). Pero Pollione se niega a renunciar a Adalgisa que comprende entonces la situación y le rechaza. Finalmente se escucha a lo lejos el sonido del escudo sagrado que convoca a Norma para que hable a su pueblo; así, a este maravilloso trío final – que escandalizó a los contemporáneos - se añade el coro lejano de los druidas.
Mientras Pollione se aleja, Adalgisa promete a Norma que renunciará al procónsul y que hará todo cuanto esté en su mano para que vuelva con Norma que sale jurando venganza.
Acto II - escena I - Norma se acerca, puñal en mano, a sus hijos dormidos para darles muerte, pero su voluntad flaquea y manda llamar a Adalgisa. Cuando llega, le anuncia su decisión de morir y confiarle a sus hijos, para que les conduzca al campamento romano. Adalgisa le suplica que no pierda las esperanzas. Ambas se abrazan en el precioso dúo que cierra la escena.
escena II – Un grupo de guerreros está preparado para presentar batalla a los romanos. Oroveso les pide paciencia, aun no ha llegado el momento de romper del tebro al giogo indegno (el infame yugo de Roma). Es una escena corta, de gran belleza, que sirve de separación entre las dos escenas que están dominadas por el canto de la protagonista.
escena III – Norma espera febrilmente la respuesta de Adalgisa que ha ido a convencer a Pollione. Este se niega a volver con Norma y pretende raptar a Adalgisa. Enfurecida, Norma hace sonar tres veces el gong, es la señal de la guerra. En ese momento llega el aviso de que un romano ha sido detenido en el templo. El momento en que lo llevan ante Norma es una de las escenas cumbre de la ópera y el último dúo que se estructura en dos partes. En la primera parte In mia man al fin sei tu...(Al fin estás en mis manos), Norma le dice que le perdonará la vida si renuncia a Adalgisa. Ante la negativa de Pollione, Norma cambia el tono Nel suo cor ti vo' ferire Ah! T'appaghi il mio terrore!... (En su corazón quiero herirte ¡Ah! que te aplaque mi terror).
Finalmente, Norma anuncia que una sacerdotisa ha sido infiel a su juramento. Cuando preguntan el nombre de la culpable, quitándose lentamente la corona de sacerdotisa, responde “Yo”. Va a ser sacrificada en la hoguera. Pollione comprende entonces el valor de la mujer a la que quería traicionar. Qual cor tradisti, Ah! Troppo tardi t'ho conosciuta! (¡qué corazón traicionaste, Ah, demasiado tarde te he conocido) y se muestra feliz de morir con ella. Norma ruega a Oroveso que salve la vida de sus hijos Deh, non volerli vittime...(Ah, no les conviertas en víctimas) en una escena conmovedora que cierra magistralmente la ópera.
Libreto
Como comentaba antes, pocas sopranos han conseguido ser “Norma”. María Callas fue una. Se aprendió el papel en tan solo ocho días (fue para una sustitución de otra soprano). Callas fue la primera en transmitir ese aire de grandeza trágico, encontrando siempre el acento apropiado: doliente, melancólico, iracundo...
Después Caballé. Pierre Jourdan en la película de "Caballé, más allá de la música", dice que cuando la interpretaba Callas, en el momento en que alzaba el cuchillo para matar a sus hijos, el público siempre se "sorprendía" de que no lo hiciese. Cuando la cantaba Caballé, aparecía otro registro, la madre, y todos sabían que Norma no iba a matar a sus hijos.
La poderosa Joan Sutherland es la única soprano que ha grabado al personaje a tono: canta el "Casta Diva" en la tonalidad original de Sol Mayor. Callas y Caballé, lo han cantado un tono más bajo. Su representación se basa en su arsenal técnico (trinos, coloratura, sobreagudos). Es la más distante, la menos dramática de las tres.
Si en el medio está la virtud, entonces la representación de Caballé es la que más se adecua a lo que Bellini concibió para su personaje. No es tan arrolladoramente dramática como Callas, ni se pierde en los juegos de voz de la australiana.
En este fragmento de entrevista, Caballé habla de Norma, Callas y Sutherland:
"La empecé a estudiar en 1968, cuando Joan Sutherland me regaló la partitura. “Serás una Norma deliciosa”, me dijo. Me fui a verla a Filadelfia y le di mi opinión de que yo no podría hacer las cosas que ella hacía. “Son variaciones. Tu canta sólo lo que escribió Bellini”, me aconsejó y eso es lo que yo hice. Norma es como un canto del cisne. Como personaje se trata de una mujer desesperada, abandonada por el hombre que ama, traidora a su pueblo, a punto de matar a sus hijos… Sólo al final vuelve a encontrar la pureza, cuando ya no ha de engañar más a los suyos y puede estar con aquél a quien ama, aunque sea en la muerte. Tuve ocasión de hablar de Norma varias veces con María Callas. Ella afirmó en una entrevista en la televisión francesa que yo transmitía la inspiración belliniana, algo que me llenó de orgullo viniendo de quien venía. Y me dio algún consejo… A veces tendía a dramatizar demasiado el dúo final con el tenor. María me dijo: “Mira, aquí pone ‘mf’ y no ‘f’ y con voz de pecho”. No quería que forzase mi voz. "