Comentemos sin piedad lo último que hemos leído, sea un bodrio infumable o una obra maestra. Lo que cuenta es la frescura en el comentario.
1,2,3 responda otra vez:
"Los huerfanitos", de Santiago Lorenzo. Blackie Books, 2012
Esta novela acaba de pasar a mejor vida en una de mis estanterías. Recomendable historia de unos hermanos que heredan tras la muerte de su padre un teatro en medio de todo el meollo de la crisis económica en España. No es ninguna maravilla narrativa. No deslumbra por sus innovaciones formales. Pero es divertidísima. A mi por lo menos me ha hecho reír y pasar un buen rato, a costa de las desgracias y situaciones al más puro estilo Azcona. La referencia al mítico guionista español no es gratuita (lo vais a ver citado en todas las críticas). Si hasta el título nos recuerda a aquellas películas (El pisito, El cochecito) de Ferreri y Azcona en los 60
Pego un fragmento para que os hagáis una idea:
"En 2008 había comenzado un período de dificultades económicas sin parangón. Los tres Susmozas sabían de esa debacle a la que la historia denominaría quizá la del años ocho, la que llegó por sorpresa cuando todos éramos ricos, la del año nueve, la de la sublimación de los billetes, la del año once, la de la liquidez solidificada, la del año doce, la de cuando montose el acabose. Había vigilantes-psicólogos en el metro encargados de echar a los homeless (no necesariamente con pintas) que pasaban el día en los pasillos, de arriba para abajo, sin ir a ningún lado, sólo por estar en algún sitio. Se presenciaban mangadas de bollos empezados en las barras de los bares, cargas de móvil en los enchufes de las estaciones de autobús o acopio de jabón líquido en los aseos públicos. Desde una moto siempre se pegó el tirón a un bolso. Ahora se veían tirones a la bolsa del Mercadona, codiciada por su suculenta carga de comida de marca blanca".