La llamada (Javier Setó, 1965) DVDRip VO

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Prudencio
 
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Re: La llamada (Javier Setó, 1965) DVDRip VO

Mensaje por Prudencio » 09 Ago 2024 22:07

rdeespana escribió: 08 Ago 2024 23:21En el caso de La llamada, Emilio Gutiérrez Caba me llegó a decir algo así como que él mismo había puesto dinero para acabar la película. Lamentablemente fue en una conversación informal (le comenté lo gracioso que me había resultado lo de "Emil Cape" y que quizá sonaba mejor "Emil G. Cape") y no pude profundizar, pero sospecho que se refería a la parte en que el rodaje se desarrollaba como una especie de cooperativa.

En sus "Memorias de Cine" Emilio Gutiérrez Caba describe las vicisitudes del rodaje.
Él mismo puso 100.000 pts. de su bolsillo (sus ahorros) cuando se acabó el dinero, con el fin de terminar las dos semanas de rodaje que faltaban. Posteriormente, recuperó lo invertido e incluso obtuvo algún beneficio (por pases televisivos y ventas al extranjero), pues se había convertido en co-productor de la película.

Pero donde más hincapié hace es en su enamoramiento de Dyanik Zurakowska. Es divertido el relato de su primer día de rodaje, en el que, sin apenas conocerse, tenían que realizar una escena de cama...
Gracias por vuestros interesantes comentarios. :hi:

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carnicerito
 
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Re: La llamada (Javier Setó, 1965) DVDRip VO

Mensaje por carnicerito » 10 Ago 2024 07:40

Prudencio escribió: 09 Ago 2024 22:07Pero donde más hincapié hace es en su enamoramiento de Dyanik Zurakowska. Es divertido el relato de su primer día de rodaje, en el que, sin apenas conocerse, tenían que realizar una escena de cama...

Unas escenas de cama que la censura previa prohibió sobre guión. El informe decía explícitamente que nunca debían aparecer los dos juntos en la cama. A juzgar por el resultado, Setó se saltó el requerimiento y la cosa no tuvo consecuencias.

La otra curiosidad entre los requisitos para la concesión del permiso de rodaje es que se indicara que la película debía tener desde el principio un aire absolutamente irreal. Las cosas del ultramundo aún estaban mal vistas a mediados de los años sesenta y los censores dejaron la decisión definitiva sobre este punto en manos del vocal religioso. Pero resulta sorprendente esta exigencia ya no de orden moral, sino estético.

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