The contribution of Italian film professionals to Spain’s fledging film industry was especially significant. Mario Caserini, Giovanni Doria, Godofredo Mateldi, and Augusto Turchi were under contract to Catalan production companies, while Mario Roncoroni and his cameraman Giovanni Sessia worked for Valencia’s Levantina Films, making movies steeped in Mediterranean scenery. In these works, where the local and the transnational overlap, foreign filmmakers were instrumental in creating the first cinematic signs of regional identity.
Gerard Dapena, Marvin D’Lugo y Alberto Elena, en A Companion to Spanish Cinema, p. 18.
Gracias.
ps.- Y el duro juicio sobre su filmografía levantina por el valenciano Juan Piqueras en La Pantalla, núm. 71, 16 de junio de 1929:
Mario Roncoroni, director italiano de grades films -según dijo-, principió dirigiendo, para Apolo Les barraques, obra de Eduardo Escalante y Vicente Peydró, interpretada por Pepe Ángeles, Amparito Amorós y Ballester. Después, para Producciones Artísticas Cinematográficas, dirigió a Amparito Calvet, Abelita Ruiz y Alberto Vázquez en Muñecas y La virgen del mar. Para Levantina Films, Los gorriones del patio, con Lina de Valery, Rosa de Levante —hoy, Tierra valenciana—, con Carmen Viance y Rafael Hurtado, y Rocío del Albaicín, con Elisa Ruiz Romero (Romerito), Juan de Orduña y Felipe Fernansuar. Hizo, más tarde, El único testigo, para otra editorial, con Carmencita Martínez y Primitivo Sierra como intérpretes, y finalmente Voluntad, con Silvia de Silva, Purita Andreu, Primitivo Sierra y otros amateurs a quienes tampoco logrará hacer estrellas de primera magnitud.