BIOGRAFÍA
Director de cine nacido en Budapest con el nombre de László Vajda Weisz (Hungría) el 18 de agosto de 1906 y fallecido en Barcelona (España) el 26 de marzo de 1965. Fue hijo del popular actor, director y escenógrafo Ladislaus Vajda y de una soprano. Cursó un año de Ciencias Políticas, pero pronto abandonó los estudios con el firme propósito de dedicarse al cine. Sus deseos chocaron con el rechazo frontal de su padre, quien, harto de la inseguridad del oficio y de vagabundear por media Europa en función de las diversas crisis políticas, prefería que su hijo Ladislao se dedicara a otros menesteres más estables. La tozudez de éste se traduce en que acaba siendo contratado como eléctrico en unos estudios de rodaje en Berlín. Más tarde va ascendiendo, durante el tránsito del mudo al sonoro, a categorías profesionales como auxiliar de montaje, segundo operador o ayudante de dirección. En su carrera como guionista en el cine mudo austriaco y alemán trabajó junto a nombres como los de Billy Wilder o Henry Koster.
Cineasta itinerante por antonomasia, su obra cinematográfica fue producida en ocho países tan distintos como Gran Bretaña, Hungría, Francia, Italia, España, Portugal, Alemania y Suiza. No es extraño, pues, que en una primera pirueta geográfica se produjese su debut como director en Gran Bretaña con Where is this lady? (1932) y Love on Skis (1933), a las que seguirían una película en Francia Haut comme trois pommes (1935-36), dos en Hungría (Három sárkány y Ember a híd alatt, 1936) y otras dos películas, una de aventuras coloniales africanas y otra de exóticas intrigas chinescas (Wings over Africa, 1936 y Wife of General Ling, 1937).
En su Hungría natal, uno de sus primeros trabajos como director Ember a híd alatt (1936) está muy influenciado por Pabst y Wiene. Filma desde comedias sofisticadas hasta duros melodramas, pasando por farsas tragicómicas. Dos de ellas, Péntek Rézi (1938) y Magdát Kcsapják (1938), realizadas al servicio de la estrella de la opereta Ida Turay, son objeto de nuevas versiones dirigidas por Vittorio De Sica, aprovechando el auge de la comedia húngara en Italia como veta secundaria del cine de teléfonos blancos. Teresa Venerdì (1941) y Maddalena, zero in condotta (1940), ésta ante la imposibilidad de ver Magdát Kcsapják, que el Magyar Nemzeti Filmarchivum da a día de hoy por perdida, ha llevado a algunos a defender la autonomía absoluta de la versión de V. De Sica, aunque la realidad es otra, al menos a juzgar por el argumento de ésta y la lectura paralela de Péntek Rézi (1938), que el italiano ve en la Mostra de Venecia de ese mismo año. Frente al sentimentalismo chapliniano de De Sica, Vajda impone a los mismos asuntos una alegría ligeramente artificiosa y un ritmo frenético, haciendo gala de buen oficio en la realización de los gags visuales y en la resolución de las transiciones.
En tiempos de la Segunda Guerra Mundial huye primero a París pasando luego a Italia dónde rueda varías películas, una de las cuales, una comedia (uno de sus géneros predilectos) y la única película de su carrera inspirada en hechos históricos, Conjura en Florencia (1941), provoca su salida del país, ya que el régimen de Benito Mussolini lo entendió como una llamada a la rebelión del pueblo contra la dictadura. La película fue censurada, rebautizada como La congiura del Pazzi y el nombre de Vajda retirado de los créditos.
Llega así a España, donde realizará el grueso de su filmografía y gran parte de sus mejores obras. Su ingreso en esta industria cinematográfica, que padece los efectos de la difícil posguerra, se produce a través de una serie de comedias de argumento inverosímil y diversión asegurada. Aquí debuta con Se vende un palacio (1943) film protagonizado por Mary Santamaría, Roberto Rey, Manolo Morán y José Nieto. A renglón seguido firma dos títulos protagonizados por Antonio Casal y procedentes de novelas románticas de Luis María de Linares. Te quiero para mí (1944) vuelve al tema de la colegiala enamorada de su profesor, motivo recurrente en sus comedias húngaras, y Doce lunas de miel / Doze Luas-de-Mel (1944) marca el principio de su colaboración con José Santugini, su más estrecho colaborador literario durante la siguiente década. Esta cinta también inaugura el ciclo de coproducciones hispano-lusas. Vajda fue uno de los primeros directores en entrever las posibilidades que ofrecía la fórmula de la coproducción en Europa. Era una solución a medio plazo que redundaría para reflotar la cinematografía del viejo continente aún bajo los efectos de la Segunda Guerra Mundial, aunque sus primeros films rodados en suelo español no precisaban de este recurso, ya que las historias se desarrollan en escasos decorados en función del carácter de comedia costumbrista que adquirían
Gracias a la política de colaboración con Portugal emprendida por la productora madrileña Faro, Vajda, todo un especialista en dobles y triples versiones, rueda con repartos dobles o compartidos, que implicaba una profusión de decorados o emplazamientos naturales que requerían de la participación de diversas nacionalidades para rentabilizar los costes de producción: Tres espejos / Três espelhos (1947) un film con una estrucura dramática similar a "Carta a tres esposas" (1949) de Joseph L. Mankiewicz. Y el que sin duda es uno de sus más relevantes largometrajes, Barrio / Viela, rua sem sol (1947). Esta última supone sin embargo un fracaso de taquilla pese a que su argumento proviene de una novela del conocido escritor francés Georges Simenon: Les fiançailles de Monsieur Hire, adaptada contemporáneamente por Julien Duvivier en Panique (1946). Aún hoy en día sorprende esta cruel historia de miseria en la que el odio, el hambre y la ausencia dominan a la comunidad.
Tras un breve paréntesis en Gran Bretaña (Call of the Blood, 1949, The Woman with No Name, 1950) vuelve a España a rodar, entre otras, la interesantísima Séptima página (1950) dónde abordaría la crónica criminal como contrapunto a un tipo de cine costumbrista con trasfondo dramático, que junto con "Sin uniforme" se podrían asimilar como ensayos sobre la psicología y la crónica criminal, cuya experiencia aplicaría para la realización de "El cebo", una auténtica pieza de culto.
Tras el homenaje a la Sección Femenina que supone Ronda española (1952), traba contacto con Benito Perojo, quien le produce Doña Francisquita (1952), una muy imaginativa versión de la zarzuela homónima, rodada en el procedimiento de color autóctono Cinefotocolor, y que obtiene la más alta calificación oficial –con su consiguiente premio en metálico- el Interés Nacional.
El húngaro es ya un valor consolidado en el cine español, con un ojo certero para el encuadre y la fotografía, una sensibilidad exquisita en la elección de temas y su desarrollo cinematográfico, y, sobre todo, una maestría innegable en la formación de repartos y en la dirección de actores: Antonio Vico, Antonio Casal, Manolo Morán, Julia Lajos, José Isbert, Antonio Riquelme y el mismísimo Miguel Gila, rayan siempre en la excelencia cuando él los guía. En una época de películas provincianas y de comedias blancas, Vajda introdujo frescura y una impecable dirección de actores. Y es que las mejores películas de Ladislao Vajda son, también, escuelas de cine de una excepcional calidad. La interpretación es un arte, sí, o quizás una artesanía que se construye, que se dibuja. La manera de caminar del actor/personaje como único trazo de pincel. La interpretación nace del detalle. Prueba a sentarte. No. Pues prueba de pie. Vale, ahora sujeta la gorra de esta manera, bien, y entonces… Del detalle al la idea, del detalle a lo memorable.
En Producciones Chamartín Vajda encontrará un perfecto acomodo y para esta empresa dirigirá varios de sus más importantes filmes como Carne de horca (1953), una espléndida visión sobre el bandolerismo andaluz, dónde es capaz de arbitrar una rigurosa historia bajo los ropajes del "western"; Marcelino pan y vino (1955) con el que obtiene un insospechado éxito internacional y lanza al estrellato al niño Pablito Calvo; o la doble visión sobre el mundo de los toros que arroja en Tarde de toros (1956) y la excepcional Mi tío Jacinto (1956). Posteriormente y con innumerables dificultades, rueda la fantástica Un ángel pasó por Brooklyn (1957). Sin duda, fueron los años 50 los de su mayor esplendor artístico. En las películas de esta etapa podemos observar la clara influencia del realizador alemán Fritz Lang, confluyen en sugerentes atmósferas desplegadas con brillante talento para la narración cinematográfica con, en ocasiones, rasgos poéticos y tonos expresionistas, fácilmente apreciable en una de su obra maestra, El cebo (1958). Película de suspense sobre un asesino en serie de niñas coproducido entre España, Alemania y Suiza y basado en una adaptación de la novela del suizo Friedrich Dürrenmatt, quien además firmó el guion del filme. Con esta película se cierra el numeroso ramillete de excelentes películas que a lo largo de su carrera dirigió Ladislao Vajda.
Una carrera que desde ese momento fue decreciendo en su interés, coincidiendo "casualmente" con la muerte de su estrecho colaborador, el guionista Jose Santugini, que escribió siete de guiones para el director Hispano-húngaro, y del que se dijo en las necrológicas que lamentaron su prematura muerte en Madrid, el 11 de abril de 1958, es “acaso el mejor guionista cinematográfico que en la actualidad poseía nuestro país”.
Se desarrolla la última parte de la carrera de Vajda a caballo entre Suiza, España y Alemania, donde realiza entre otras Atraco (1963), versión de una novela de Siegfried Lenz que años después conocería una nueva versión dirigida por el polaco Jerzy Skolimowski con el título de El buque-faro. Apenas iniciado el rodaje de La dama de Beirut (1965) falleció repentinamente de un infarto; debió concluir ese trabajo su ayudante Luis María Delgado. Este film se presumía como un retorno de Ladislao Vajda a los postulados del cine de espionaje, para quien sería distinguido con el paso de los años como un baluarte de primer nivel de la cinematografía hispana.
¿De donde venía Vajda? ¿Adónde iba este húngaro errante, como tantos otros?. No deja de resultar curioso que un realizador con la formación técnica del húngaro Ladislao Vajda se decantara por recalar en la cinematografía española, en una época que invitaba a la deserción por la escasez de recursos financieros, en lugar de seguir los pasos de sus compatriotas Mihály Kertész (Michael Curtiz), Laslo Benedek, Sandor Laszlo Kellner (Alexander Korda) o George Pal en su tránsito hacia Hollywood o Inglaterra. Hubo un tiempo en el que había tantos húngaros en Hollywood que en Budapest se bromeaba diciendo "no basta con ser húngaro" que uno de los estudios tenía a su entrada el cartel: “No basta con ser húngaro, también hay que tener talento.” Y con su talento y trabajo se convirtió en pieza clave del cine español en los años 40 y 50, dejando un puñado de obras maestras para la posteridad. Imprescindible para el cine español, la obra de Vajda queda como un ejemplo de oficio y, en tiempos de coproducción y de unidad europea, como una muestra de que el cine puede traspasar las fronteras sin perder su identidad nacional.
Bibliografía:
http://www.alohacriticon.com/elcriticon ... e2133.html
http://www.detour.es/bande/pablo-garcia ... -vajda.htm
http://es.wikipedia.org/wiki/Ladislao_Vajda
http://www.biografiasyvidas.com/biograf ... dislao.htm
http://www.mcnbiografias.com/app-bio/do ... a-ladislao
http://www.cinearchivo.com/site/fichas/ ... rson=16130
http://geografiavirtual.com/2011/12/rea ... a-seminci/#
http://academia.edu/1162278/Laszlo_Vajd ... rnazionale
Escritos complementarios a los aparecidos en las páginas mencionadas anteriormente, obra de carnicerito.
FILMOGRAFÍA
Barrio (1947)
Sorprende esta cruel historia de miseria, en la que el odio, el hambre y la ausencia, dominan a la comunidad.(Fco. Llinás)
Séptima página (1950)
Interesantísimo retrato de un Madrid estraperlista y canalla que prefigura el "huis clos" "De espaldas a la puerta", una película que iba a haber dirigido Vajda y que finalmente quedó en manos de Forqué. (Sr. Feliú)
Ronda española (1952)
Un intento de insertar dentro de la ficción el análisis del folclore que la sección femenina expandía (Carmen Arocena. Un colorista y poliédrico laberinto. Los largos años 50 (1951-1962).
Doña Francisquita (1952-53)
La actriz Conchita Montes se preguntaba en cierta ocasión cómo habría sido Domingo de carnaval (Edgar Neville, 1945) de haberla podido rodar en color. Una de las posibles respuestas a esta cuestión está en Doña Francisquita.(Sr. Feliú)
Carne de horca (1953)
... una película sumamente bella en su trágica aspereza ... Katión en ABC, 1954.
Tarde de toros (1956)
Un melodrama realista, donde lo importante no es tanto el drama como la imagen del mundo de los toros que nos permite trazar. Y dentro de ese mundo lo único que cuenta, la experiencia como trayectoria, la experiencia reducida a su más sencilla expresión: vida, lucha y muerte. (Pablo Garcia)
Mi tio Jacinto (1956)
Obra maestra del cine español, magnífica en la exposición sin ambages de la cruda realidad española desde una postura tierna y agridulce, con rasgos picarescos y neorrealistas.(alohacriticon.com)
Un ángel pasó por Brooklyn (1957)
Maravilloso y entrañable cuento de hadas ... con sus ogros, princesas y valientes caballeros del siglo XX (mifune)
El cebo (1958)
...es un cuento de hadas. Y no sólo porque los motivos de los cuentos el príncipe valiente, el mago ogro, la niña en peligro, el bosque... estén omnipresentes, ni porque el comisario Matthäi verbalice en la escuela que, para los niños, es imprescindible creer en los cuentos de hadas”, sino porque toda la puesta en escena sirve a este fin ... (carnicerito)
Una chica casi formal (1963)
El director de una empresa alemana que viaja a España acompañado de una secretaria que domina el castellano, intentará seducir a la joven