Fragmentos
- gatatitania
- Mensajes: 5695
- Registrado: 16 Oct 2012 18:27
- Ubicación: Gatatitania es un gato hambriento, superviviente del planeta gatatitania...
- Agradecido : 3192 veces
- Agradecimiento recibido: 1879 veces
Re: Fragmentos
"... Antes de que pudiera contestarles, resonó el estruendo de una descarga... Corrió Don Beltrán hacia donde la humareda se veía, y distinguiendo los desnudos bultos de cadáveres junto al tapial del cementerio contiguo a la iglesia, lanzó una exclamación de horror y se llevó las manos a la cara. Veinte infelices habían caído ya. A poco trajeron otra cuerda: eran veinticinco, entre ellos los cadetes valencianos que acababan de ingresar en el ejército, y se estrenaban en aquella tragedia. Venían en cueros, resignados, los menos con pocos ánimos, tropezando en el camino; los más altaneros, provocativos. Algunos de ellos, alargando sus brazos hacia la embriagada turbamulta del festín, gritaron frenéticos... «¡Viva Isabel II!»... La descarga les cortó la palabra y el fervor de sus exclamaciones; luego, los tiros sueltos para rematarles sonaban a cacería. Excitada con los vivas insolentes de las víctimas, la soldadesca entregada a la gula prorrumpió en gran vocerío aclamando a los suyos, escarneciendo a los vencidos, que no tenían bastante con la muerte. Mientras traían otra cuerda del cercano corral donde les desnudaban, en la explanada vaciaron más pellejos. Los vacíos yacían en el suelo como cuerpos despanzurrados, sanguinolentos. En algunos grupos, donde con la borrachera se había perdido hasta el último destello de razón, gritaban: «Más, más». ¿Qué pedían? ¿Más bebida o más muertes? Las dos cosas: vino bautizado con sangre.
Soldados del Serrador y de Tallada cogían entre dos los muertos, por pies y cabeza, y los iban arrojando a un lado, formando montón. Las gentes del pueblo, que al principio de la matanza se aproximaron con instintiva curiosidad y querencia insana del terror, huían ya despavoridas. La musiquilla seguía lanzando su chillar bufonesco en medio de la melopea espantosa de tal tragedia, declamada por los fusiles de una parte, de otra por los ayes lastimeros o los arrogantes apóstrofes de las víctimas. Si pavoroso era el estruendo de las descargas, no lo era menos el graznido lúgubre de la banda o murga y el coro desenfrenado y soez de los que comían, bebían y pateaban sobre el propio Calvario... Movido de inmensa compasión, de un sentimiento de protesta contra tanta barbarie, se fue D. Beltrán con paso torpe hacia donde fusilaban... Le entró el delirio de unir un grito suyo al de los que gritando morían. No sabía por dónde andaba... Una mano vigorosa le apartó diciéndole: «¿A dónde va, buen hombre? Atrás, o le coge una bala...». Retiróse, metiendo los pies en un charco de sangre... Vio los cuerpos desnudos retorciéndose en el suelo, y la presteza con que los remataban, como quien extermina una plaga de animales dañinos. Huyó el pobre señor horrorizado, sin saber a dónde iba a parar; y más abatido por efecto del pavor que del cansancio, se dejó caer en tierra. Una nueva descarga, alaridos, vivas y mueras, y el coro de los bebedores, que ya era ronco, con voces arrastradas, grotescas, llevaron al colmo su espanto. Se tapaba los oídos: sus miradas buscaban en el movimiento de los grupos algo que indicase la terminación de la matanza; pero nada veía. El humo cubría la hecatombe. Volviendo sus ojos al cielo, ansiando ver algo que borrase de su espíritu la impresión de tales horrores, contempló un instante la inmensidad azul, calmosa y pura.
No había concluido la función. Despachados los sargentos y oficiales, empezaron a exterminar soldados. De arriba gritaban: «¡Más, más... todos!». Y los que se acercaron a Cabrera intentando convencerle de que el escarmiento no debía pasar de allí, oyeron de él la fría respuesta: «Hoy no les niego nada». El General, molestado por horrible acedía, y con su boca llena de un amargor insano, el rostro lívido, la mirada menos brillante que de ordinario, no había tomado más que un poco de vino con agua. Su inapetencia habría necesitado quizás, para remediarse, espectáculos menos terribles; o era que ni aun con los triunfos recientes se hallaba satisfecho, y su insaciable ambición pedía más al adusto Genio que le protegía..."
Buen pudiera ser Meridiano de Sangre, de Cormac McCarthy. Y año más, año menos, ocurre por las mismas fechas. Pero es La campaña del Maestrazgo, de Pérez Galdós. Que a bestias no nos gana nadie...
Soldados del Serrador y de Tallada cogían entre dos los muertos, por pies y cabeza, y los iban arrojando a un lado, formando montón. Las gentes del pueblo, que al principio de la matanza se aproximaron con instintiva curiosidad y querencia insana del terror, huían ya despavoridas. La musiquilla seguía lanzando su chillar bufonesco en medio de la melopea espantosa de tal tragedia, declamada por los fusiles de una parte, de otra por los ayes lastimeros o los arrogantes apóstrofes de las víctimas. Si pavoroso era el estruendo de las descargas, no lo era menos el graznido lúgubre de la banda o murga y el coro desenfrenado y soez de los que comían, bebían y pateaban sobre el propio Calvario... Movido de inmensa compasión, de un sentimiento de protesta contra tanta barbarie, se fue D. Beltrán con paso torpe hacia donde fusilaban... Le entró el delirio de unir un grito suyo al de los que gritando morían. No sabía por dónde andaba... Una mano vigorosa le apartó diciéndole: «¿A dónde va, buen hombre? Atrás, o le coge una bala...». Retiróse, metiendo los pies en un charco de sangre... Vio los cuerpos desnudos retorciéndose en el suelo, y la presteza con que los remataban, como quien extermina una plaga de animales dañinos. Huyó el pobre señor horrorizado, sin saber a dónde iba a parar; y más abatido por efecto del pavor que del cansancio, se dejó caer en tierra. Una nueva descarga, alaridos, vivas y mueras, y el coro de los bebedores, que ya era ronco, con voces arrastradas, grotescas, llevaron al colmo su espanto. Se tapaba los oídos: sus miradas buscaban en el movimiento de los grupos algo que indicase la terminación de la matanza; pero nada veía. El humo cubría la hecatombe. Volviendo sus ojos al cielo, ansiando ver algo que borrase de su espíritu la impresión de tales horrores, contempló un instante la inmensidad azul, calmosa y pura.
No había concluido la función. Despachados los sargentos y oficiales, empezaron a exterminar soldados. De arriba gritaban: «¡Más, más... todos!». Y los que se acercaron a Cabrera intentando convencerle de que el escarmiento no debía pasar de allí, oyeron de él la fría respuesta: «Hoy no les niego nada». El General, molestado por horrible acedía, y con su boca llena de un amargor insano, el rostro lívido, la mirada menos brillante que de ordinario, no había tomado más que un poco de vino con agua. Su inapetencia habría necesitado quizás, para remediarse, espectáculos menos terribles; o era que ni aun con los triunfos recientes se hallaba satisfecho, y su insaciable ambición pedía más al adusto Genio que le protegía..."
Buen pudiera ser Meridiano de Sangre, de Cormac McCarthy. Y año más, año menos, ocurre por las mismas fechas. Pero es La campaña del Maestrazgo, de Pérez Galdós. Que a bestias no nos gana nadie...
- Feve
- Mensajes: 1397
- Registrado: 13 Sep 2012 19:46
- Ubicación: Dx Dy ³ h/2
- Agradecido : 270 veces
- Agradecimiento recibido: 294 veces
Re: Fragmentos
"Por haber sufrido, tal vez, o inmerecidamente me concedieron un ángel (es una manera de decir; todo es una manera de decir).
Cuando un ángel cae, al principio sufre porque no sabe nada salvo la tarea encomendada. Después, poco a poco va recuperando la visión y el poder. Cuando lo recupera del todo, entonces se va. Dicen que ha muerto, pero no: es que le han vuelto a crecer las alas.
No estoy lista aún para que recuperes del todo la visión. ¿No ves cuánta confusión anida todavía en mi pecho, que me hace confundir, como por necesidad, el objeto al que la llama se dirige con el propio fuego?”.
Diarios indios, de Chantal Maillard
Cuando un ángel cae, al principio sufre porque no sabe nada salvo la tarea encomendada. Después, poco a poco va recuperando la visión y el poder. Cuando lo recupera del todo, entonces se va. Dicen que ha muerto, pero no: es que le han vuelto a crecer las alas.
No estoy lista aún para que recuperes del todo la visión. ¿No ves cuánta confusión anida todavía en mi pecho, que me hace confundir, como por necesidad, el objeto al que la llama se dirige con el propio fuego?”.
Diarios indios, de Chantal Maillard
- Kima
- Mensajes: 1104
- Registrado: 16 Oct 2012 21:25
- Agradecido : 415 veces
- Agradecimiento recibido: 167 veces
Re: Fragmentos
Lolita, luz de mi vida, fuego de mis entrañas. Pecado mío, alma mía. Lo-li-ta: la punta de la lengua emprende un viaje de tres pasos
paladar abajo hasta apoyarse, en el tercero, en el borde de los dientes. Lo. Li. Ta.
paladar abajo hasta apoyarse, en el tercero, en el borde de los dientes. Lo. Li. Ta.
Re: Fragmentos
Era Lo, sencillamente Lo, por la mañana, un metro cuarenta y ocho de estatura con pies descalzos. Era Lola con pantalones. Era Dolly en la escuela. Era Dolores cuando firmaba. Pero en mis brazos era siempre Lolita.Kima escribió:Lolita, luz de mi vida, fuego de mis entrañas. Pecado mío, alma mía. Lo-li-ta: la punta de la lengua emprende un viaje de tres pasos
paladar abajo hasta apoyarse, en el tercero, en el borde de los dientes. Lo. Li. Ta.
¿Tuvo Lolita una precursora? Naturalmente que la tuvo. En realidad, Lolita no hubiera podido existir para mí si un verano no hubiese amado a otra niña iniciática. En un principado junto al mar. ¿Cuándo? Tantos años antes de que naciera Lolita como tenía yo ese verano.
- jotarapidup
- Mensajes: 1164
- Registrado: 02 Oct 2012 21:05
- Ubicación: Valdivia, Chile.
- Agradecido : 437 veces
- Agradecimiento recibido: 1184 veces
Re: Fragmentos
“Ve aquí los frutos de la educación. Esto es lo que se llama criar bien a una niña: enseñarla a que desmienta y oculte las pasiones más inocentes con una pérfida disimulación. Las juzgan honestas luego que las ven instruidas en el arte de callar y mentir. Se obstinan en que el temperamento, la edad ni el genio no han de tener influencia alguna en sus inclinaciones, o en que su voluntad ha de torcerse al capricho de quien las gobierna. Todo se las permite, menos la sinceridad. Con tal que no digan lo que sienten, con tal que finjan aborrecer lo que más desean, con tal que se presten a pronunciar, cuando se lo mandan, un sí perjuro, sacrílego, origen de tantos escándalos, ya están bien criadas, y se llama excelente educación la que inspira en ellas el temor, la astucia y el silencio de un esclavo.“ Leandro Fernández de Moratín, El Sí de las niñas.
Desconfiad de las personas que nunca ríen, no son personas serias. (Julio César)
- Kima
- Mensajes: 1104
- Registrado: 16 Oct 2012 21:25
- Agradecido : 415 veces
- Agradecimiento recibido: 167 veces
Re: Fragmentos
"Fue el 15 de junio de 1767 cuando Cosimo Piovasco di Rondò, mi hermano, se sentó por última vez entre nosotros.
Lo recuerdo como si fuera hoy. Estábamos en el comedor de nuestra villa de Ombrosa, las ventanas enmarcaban las tupidas ramas del gran acebo
del parque. Era mediodía, y nuestra familia, siguiendo una antigua tradición, se sentaba a la mesa a esa hora, pese a que ya cundía entre los nobles
la moda, llegada de la poca madrugadora Corte de Francia, de almorzar a media tarde. Soplaba un viento del mar, recuerdo, y se movían las hojas.
Cosimo dijo:
-¡He dicho que no quiero y no quiero!- y rechazó el plato de caracoles. Jamás se había visto desobediencia más grave"
El Barón Rampante. Italo Calvino.
Lo recuerdo como si fuera hoy. Estábamos en el comedor de nuestra villa de Ombrosa, las ventanas enmarcaban las tupidas ramas del gran acebo
del parque. Era mediodía, y nuestra familia, siguiendo una antigua tradición, se sentaba a la mesa a esa hora, pese a que ya cundía entre los nobles
la moda, llegada de la poca madrugadora Corte de Francia, de almorzar a media tarde. Soplaba un viento del mar, recuerdo, y se movían las hojas.
Cosimo dijo:
-¡He dicho que no quiero y no quiero!- y rechazó el plato de caracoles. Jamás se había visto desobediencia más grave"
El Barón Rampante. Italo Calvino.
- TXIKI
- Mensajes: 659
- Registrado: 01 Oct 2014 20:30
- Ubicación: En Bahía Cochinos, vigilando.
- Agradecido : 126 veces
- Agradecimiento recibido: 321 veces
Re: Fragmentos
El autor uno de los grandes; la novela no es demasiado conocida.
"En ese momento el pensamiento de la muerte irrumpió en mi vida cotidiana. Comencé a calcular los años que me separaban de mi fin. Buscaba ejemplos de hombres de mi edad que ya estuvieran muertos. Y me atormentaba la idea de que no tendría tiempo para cumplir mi misión. ¿Qué misión? No lo sabía. Y pensándolo bien, ¿valía la pena que continuara haciendo lo que hasta entonces? Pero no era exactamente eso. En efecto, me perseguía un temor ridículo. Me parecía que no era posible morir sin haber confesado antes todas las mentiras;
"En ese momento el pensamiento de la muerte irrumpió en mi vida cotidiana. Comencé a calcular los años que me separaban de mi fin. Buscaba ejemplos de hombres de mi edad que ya estuvieran muertos. Y me atormentaba la idea de que no tendría tiempo para cumplir mi misión. ¿Qué misión? No lo sabía. Y pensándolo bien, ¿valía la pena que continuara haciendo lo que hasta entonces? Pero no era exactamente eso. En efecto, me perseguía un temor ridículo. Me parecía que no era posible morir sin haber confesado antes todas las mentiras;
- gatatitania
- Mensajes: 5695
- Registrado: 16 Oct 2012 18:27
- Ubicación: Gatatitania es un gato hambriento, superviviente del planeta gatatitania...
- Agradecido : 3192 veces
- Agradecimiento recibido: 1879 veces
Re: Fragmentos
"Marley estaba muerto; eso para empezar. No cabe la menor duda al respecto. El clérigo, el funcionario, el propietario de la funeraria y el que presidió el duelo habían firmado el acta de su enterramiento. También Scrooge había firmado, y la firma de Scrooge, de reconocida solvencia en el mundo mercantil, tenía valor en cualquier papel donde apareciera. El viejo Morley estaba tan muerto como el clavo de una puerta..."
Así comienza el Cuento de Navidad, de Dickens...
Así comienza el Cuento de Navidad, de Dickens...
- Feve
- Mensajes: 1397
- Registrado: 13 Sep 2012 19:46
- Ubicación: Dx Dy ³ h/2
- Agradecido : 270 veces
- Agradecimiento recibido: 294 veces
Re: Fragmentos
"-Sentir interés está pasado de moda. Si sigues por ese rollo mucho tiempo, cuando te des cuenta, acabarás creyendo en el amor.
- ¿Y qué? ¿Qué tiene de malo el amor, Tony?
-El amor es una forma de prejuicio. Amamos lo que necesitamos, amamos lo que nos hace sentirnos bien, amamos lo que es conveniente. ¿Cómo puedes decir que amas a una persona cuando hay diez mil personas en el mundo a las que amarías más si llegases a conocerlas? Pero nunca las conoceremos.
- Sí, de acuerdo, pero hay que hacer todo lo posible.
- Concedido. Pero hay que tener en cuenta, de todos modos, que el amor es sólo consecuencia de un encuentro al azar. La mayoría de la gente le da demasiada importancia."
Bukowski (Música de cañerías)
- ¿Y qué? ¿Qué tiene de malo el amor, Tony?
-El amor es una forma de prejuicio. Amamos lo que necesitamos, amamos lo que nos hace sentirnos bien, amamos lo que es conveniente. ¿Cómo puedes decir que amas a una persona cuando hay diez mil personas en el mundo a las que amarías más si llegases a conocerlas? Pero nunca las conoceremos.
- Sí, de acuerdo, pero hay que hacer todo lo posible.
- Concedido. Pero hay que tener en cuenta, de todos modos, que el amor es sólo consecuencia de un encuentro al azar. La mayoría de la gente le da demasiada importancia."
Bukowski (Música de cañerías)