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Historia de una monja

Imdb
Pais: EU
Año: 1959
Género: Drama | Religión. Basado en hechos reales
Duración: 149 min.
Dirección: Fred Zinnemann
Guion: Robert Anderson (Novela: Kathryn Hulme)
Música: Franz Waxman
Reparto:
Audrey Hepburn, Peter Finch, Edith Evans, Peggy Ashcroft, Dean Jagger, Mildred Dunnock, Beatrice Straight, Patricia Collinge, Rosalie Crutchley, Ruth White, Barbara O'Neil, Margaret Phillips, Patricia Bosworth, Colleen Dewhurst, Stephen Murray, Lionel Jeffries.
Descripción:
Una joven (Hepburn), perteneciente a la clase media belga, ingresa como novicia en un convento. Tras profesar como monja, la hermana Luke es enviada al Congo a trabajar como enfermera en una misión. Para su sorpresa será destinada a un hospital para blancos, como ayudante de un cirujano.
Críticas:
Datos técnicos:
Tamaño: 1,65 Gb
Duracion: 02:25:15
Vídeo codec: Xvid (doble pasada)
Resolución: 624 x 336
Bitrate: 1359 Kbps. Qf: 0.259
Audio codec: 0x0055(MP3, ISO) MPEG-1 Layer 3
Bitrate Castellano/Inglés: 48000Hz 128 kb/s (1 chnl)
Subtítulos : [Castellano]
Capturas:




Historia de una monja.(DvdRip.Xvid.Dual).mercedes.avi [1.65 Gb] 
Historia de una monja.(DvdRip.Xvid.Dual).(Subs.Es).mercedes.srt [89.7 Kb] 


Imdb
Pais: EU
Año: 1959
Género: Drama | Religión. Basado en hechos reales
Duración: 149 min.
Dirección: Fred Zinnemann
Guion: Robert Anderson (Novela: Kathryn Hulme)
Música: Franz Waxman
Reparto:
Audrey Hepburn, Peter Finch, Edith Evans, Peggy Ashcroft, Dean Jagger, Mildred Dunnock, Beatrice Straight, Patricia Collinge, Rosalie Crutchley, Ruth White, Barbara O'Neil, Margaret Phillips, Patricia Bosworth, Colleen Dewhurst, Stephen Murray, Lionel Jeffries.
Descripción:
Una joven (Hepburn), perteneciente a la clase media belga, ingresa como novicia en un convento. Tras profesar como monja, la hermana Luke es enviada al Congo a trabajar como enfermera en una misión. Para su sorpresa será destinada a un hospital para blancos, como ayudante de un cirujano.
Críticas:
Spoiler:
1959: 8 nominaciones al Oscar: Mejor película, director, actriz (Audrey Hepburn), guión adaptado, fotografía, montaje, banda sonora y sonido.
"Maravillosa cinta adaptada del interesantísimo original de Kathryn Hulme. Imprescindible" (Fernando Morales: Diario El País)
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Audrey Hepburn en su mejor papel
Aunque no tan recordada como "Desayuno con diamantes","Historia de una monja" supuso la mejor interpretación de Audrey Hepburn en el cine, a la que le asignaron este papel tras el rechazo de Ingrid Bergman. Despojada en esta ocasión de los glamurosos vestidos de Givenchy, Hepburn transmite con la fuerza de su mirada y la expresividad de sus gestos, el conflicto interior al que se ve sometida cuando cuestiona su vocación al enfrentar su carácter inquieto y comprometido con la humildad y obediencia propias de su vida religiosa.
Según cuenta Donald Spoto en la biografía que escribió sobre la actriz, este trabajo le marcó profundamente para toda su vida, de tal manera que en sus últimos años, estuvo trabajando activamente para la UNICEF ayudando a mejorar las condiciones de los niños más desfavorecidos.
Adaptación de la novela de igual título de Kathryn C. Hulme. Se basa en la vida real de la hermana Marie-Louise Habets a la que Hepburn tuvo la oportunidad de conocer y con la que mantuvo una larga amistad. Como documento es también bastante interesante por la recreación que hace del cerrado mundo monacal, para la cual se contó con el asesoramiento de la jerarquía eclesiástica, que quedó satisfecha con los resultados obtenidos.
Estupenda fotografía, sombría en las escenas desarrolladas en Europa y alegre y luminosa en las tomas realizadas en el Congo. "Historia de una monja" es una magnífica película realizada con una admirable dirección de actores a cargo de Fred Zinneman, que ya había dirigido éxitos como "Sólo ante el peligro" o "De aquí a la eternidad". En su momento obtuvo un gran éxito de crítica y público y llegó a ser el filme más taquillero de la historia de la Warner. Fue nominada en ocho categorías de los Oscars, aunque finalmente no logró llevarse ninguno. Aquel año existía un poderoso contrincante llamado "Ben Hur" de William Wyler, que practicamente se los llevó todos, once en total.
Como curiosidad hay que reseñar que las monjas figurantes que aparecen en el film se reclutaron entre las jóvenes de la aristocracia romana y las bailarinas de la ópera de Roma, que según una de las auténticas religiosas asesoras del rodaje, se movían mejor en aquellos decorados que las verdaderas monjas en el convento.
Totalmente recomendable.
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"No hay lugar de paz, nunca"
Si hay algo que este drama de Zinnemann nos comunica con fuerza, es que lo único que podemos hacer es ser quienes somos.
No sirve de nada engañar a los demás y tratar de engañarnos a nosotros mismos, pretendiendo ser alguien que no podemos ser.
Muchas de las decisiones que tomamos implican compromisos, renuncias, bendiciones, sacrificios, alegrías y sufrimientos, en distintas proporciones. Una mujer que se consagra a ser monja debe aceptar y hacer suyos el compromiso, la renuncia, el sacrificio y el sufrimiento, recibiendo a cambio las bendiciones y las alegrías que conlleva la recompensa espiritual y divina. Librará una lucha constante para despojarse de su orgullo, de su vanidad, de su amor propio, de sus deseos carnales y de su rebeldía. Tendrá que esforzarse cada día por ese camino de perfección lleno de humanas imperfecciones, tendrá que tropezar mil veces para levantarse mil veces y seguir. Porque el orgullo, la vanidad, el amor propio, los deseos carnales y la rebeldía son como los pulmones, como el corazón, como todos los órganos vitales. Están tan presentes y tan arraigados en nuestro espíritu como los órganos lo están en nuestro cuerpo.
Por ello, el camino de una esposa de Cristo no es como caminar por la ininterrumpida paz de un túnel de luz cegadora. Puede llegar a ser un camino lleno de zarzales espinosos que rara vez ofrece paz interior. Porque la verdadera virtud de quien se consagra a Dios no es la imposible posesión de la perfección del alma, sino su búsqueda incansable. Sabiendo que la lucha será perpetua y aceptándola como la parte más difícil del sacrificio.
Tratar sin tregua de vencer los mundanos impulsos y sentimientos. Sin lograrlo completamente, pero domándolos y controlándolos cada vez con mayor eficacia, gracias a la ayuda de la experiencia, de la fuerza interior y, sobre todo, de la verdadera vocación. Puede que esto último sea lo más esencial para lograrlo.
Zinnemann, por medio de la batalla interna de la hermana Lucas, nos muestra una de las cosas más complicadas en esta vida: encontrarte a ti mismo.
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Los valores del siglo XX
Decimoquinto largometraje del austríaco Fred Zinnemann (1907-97) (“Solo ante el peligro”, 1952). El guión, de Robert Anderson ("Té y simpatía”, Minelli, 1956), adapta la novela biográfica “The Nun’s Story” (1956), de Kathryn C. Hulme, basada en la vida de Marie-Louise Habets (1905-86). Se rueda del 24/I al 25/VI de 1958 en escenarios reales de Bélgica (Brujas, Froyenne y West-Vlaanderen) y de la República del Congo (Kisangani, leprosería, estación de ferrocarril y mercado nativo) y en los platós de Cinecittà (Roma), con un presupuesto de 3,5 M USD. Nominado a 8 Oscar, gana un Bafta (actriz) y la Concha de plata (actriz) de San Sebastián. Producido por Henry Blanke para la Warner, se proyecta por primera vez en público en sesión de preestreno el 18-VI-1959 (NYC).
La acción dramática tiene lugar entre 1927 y 1944 en Bélgica y, sobre todo, en la República del Congo. Gabriela van der Mal (Hepburn), de unos 22 años, de familia acomodada, hija de un reputado cirujano viudo, pese a las reticencias paternas, ingresa como postulante en el convento de las Hermanas de la Caridad de Jesús y María, congregación fundada en 1803 por Peter Triest en Lovendegen (Bélgica). Como religiosa toma el nombre de hermana Luke y cursa estudios de enfermería en la Escuela de Medicina Tropical. El papel de la madre Emmanuelle, superiora, corre a cargo de Edith Evans y el de cirujano belga Dr. Fortunati, que trabaja en Kisangani, a cargo de Peter Finch.
El film desarrolla un drama psicológico. Compone el retrato profundo, detallado y consistente de un personaje singular y apasionante, de extraordinaria penetración y riqueza de detalles. Ocupa el centro del relato y se presenta construido con habilidad y esmero. La aportación más importante de la cinta viene dada por la profundidad psicológica de su análisis y la sutileza de los medios empleados en la tarea. La evolución del personaje a lo largo de 17 años intensos de vida, con cambios de destino y trabajos, se basa en un brillante conocimiento y manejo de los recursos psicológicos y de la fuerza de afirmación de una personalidad humana que se sitúa fuera de lo común. Luke es batalladora, generosa, entregada y dispuesta incondicionalmente al servicio de los demás.
La descripción de las incidencias que marcan su experiencia misionera y monástica atesora entre líneas la exploración de su lucha interior, la nobleza de sus sentimientos y, sobre todo, la eclosión que se produce en la sociedad occidental de una matriz nueva de valores superiores a los tradicionales, que se han demostrado insuficientes para inspirar y motivar la vida colectiva de una sociedad con nuevos problemas, nuevas metas y nuevas necesidades, a raíz de la IIGM y sus consecuencias. La madre Luke (Hepburn) sufre en su intimidad los embates de la confrontación que se produce en el mundo entre valores emergentes y caducos, valores nuevos y viejos, valores de presente y los del pasado.
La solidaridad, la iniciativa, el espíritu crítico, la rebeldía, la innovación, la capacidad de adaptación al cambio y otras virtudes similares, desplazan de sus antiguas posiciones a la obediencia, el sometimiento, la prudencia, el sacrificio, la acomodación, el silencio, la oración y la negación de la iniciativa personal, etc.
Resulta particularmente brillante la secuencia en la que, entre líneas y de modo contenido, se desarrolla la lucha entre la potente concupiscencia de la madre Luke y las tentaciones que le inspiran diversos elementos de su entorno. La batalla entre la castidad y el amor físico crea unos momentos culminantes, resueltos con sutilezas, sin palabras, sin gestos aparentes y con emoción reprimida. Para mi es inolvidable la encarnación de las contradicciones que se plantean en la conciencia de la protagonista entre la obediencia y la eficacia de la acción al servicio de los más necesitados. Creo que es sobrecogedora la justificación que se desvela disimuladamente de la contemporización que adopta la Iglesia ante la ocupación nazi de Bélgica (28-V-1940), al amparo de principios de prudencia y legítima autodefensa.
La interpretación de Hepburn (28 años), que no profesaba ninguna religión, es magnífica y emocionante. A través de su rostro, expresiones contenidas, gestos tenues y con frecuencia con la propia inmovilidad cubierta por los hábitos, entrega un gran trabajo, que se gana la simpatía del público y el favor de la crítica. Son muy meritorios los papeles de la superiora, Rvda. madre Emmanuelle, y del cirujano Peter Finch. El film, supervisado por un grupo de frailes dominicos nombrado al efecto, evita todos los elementos polémicos y críticos y realza con detallismo minucioso (muy propio del realizador) algunas de las virtudes y rigores propios de los conventos católicos antes del Concilio Vaticano II (1962-1965), como se deja ver en la primera parte de la obra. Las sugerencias críticas se contienen sólo en el subtexto y en elementos subliminales del texto.
La banda sonora, de Franz Waxman, compone una partitura de tonos épicos, rasgos grandilocuentes y sugerencias laudatorias, grata a los oídos del espectador. Añade cortes de melodías conventuales y de algunos cánticos religiosos, como el “Adeste fideles”. La fotografía, de Franz Planer (“Vacaciones en Roma”, Wyler, 1953), aporta una narración académica, clara, bien construida y de tonos austeros. Añade unos pocos juegos de cámara y planos generales de exaltación religiosa y monástica, como las perspectivas generales de la capilla con motivo de ceremonias religiosas u oraciones conventuales. Contiene valores documentales de naturaleza religiosa y social, referidos a la época en la que se producen en el mundo grandes cambios en la definición y jerarquía de los valores y principios de la convivencia y cohesión social.
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MARAVILLOSA HISTORIA DE UNA MONJA
La deliciosa Audrey abandona a Givenchy, las perlas, el cigarrillo, los tacones y su sempiterno petite robe noir, para calzarse el hábito.
Está espléndida desde el punto de vista interpretativo.
Bella y elegante. A riesgo de parecer cursi, es una delicia verla mover el hábito, con las manos recogidas, la toca...Elegancia y allure, creo que lo llaman.
Es interesante, entretenida, y nunca pierde gas. Está extraordinariamente bien contada, y ofrece la reconfortante posibilidad de reflexionar mientras la ves.
Sus gestos y sus expresiones dejan ver la terrible lucha interior que mantiene de principio a fin.
El genio del microscopio con toca, en misión en una comunidad religiosa en el Congo, no tiene que luchar con los mosquitos, ni con la malaria, que también, sino con algunos de los pecados capitales, entre otras cosas, amén de con o contra un médico increíblemente atractivo, inteligente e interesante. Su igual.
Durante toda su vida, entre los muros de la congregación, o en medio de la selva, luchará por someterse a la disciplina, frenar a la soberbía, y no ceder ante la vanidad. Por no reconocer que su fe a veces se tambalea, y que está hecha del mismo material que el resto de sus semejantes.
Siempre atenazada con la idea de ser una mala monja, y de no servir bien a Dios.
Los escenarios naturales son maravillosos.
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¿Hastas donde llega la obediencia?
Una muy lograda historia del siempre fiable Fred Zinneman con una más que brillante Audrey Hepburn que todavía no ha llegado a su madurez artística y que sin embrago es un papel más que creíble.
La historia de la lucha interior entre los deseos de servir a Dios y la comprensión que su capacidad está siendo desaprovechada, según su punto de vista. En esta historia se deja entrever lo difícil que es conciliar el compromiso religioso con el deseo de ser útil a los demás. Una interpretación la de Hepburn que deja ver toda la lucha interior que sufre el personaje: Sus ganas de servir a los demás, la decepción por no lograr aquello para lo que cree estar preparada, la rebeldía por sentirse minusvalorada...
Digno de mencionar el papel de Peter Finch como el ateo, o eso dice él, Dr. Fortunati que siembra la semilla de la duda en la monja. Brillante Edith Evans como la madre Emmanuel, tratando de doblegar con el razonamiento las terribles dudas de la hermana. Imprescindibles los secundarios de las secuencias africanas.
Una excelente ambientación tanto en la luz y el color de la colonia belga del Congo como en los tonos grises y oscuros de la Bélgica ocupada por los alemanes en 1940.
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Estupenda!!
Esta película era desconocida por mi, y no tenía ninguna referencia de ella. Asi que la vi, y entiendo porque según veo en la parte de los Oscar de FilmAffinity estuvo nominada a 8 Oscar en 1959 y no ganó ninguno. Claro.....no tiene efectos especiales.... trepidante acción...... persecuciones de autos.......violencia.......tiros..... sexo..... y todo a lo que nos tiene acostumbrados otro tipo de cine, que por lo menos a mi no me gusta. Si me gustó mucho como está contada esta historia, basada en el libro de la vida real de la monja. La primera parte cuando entra al convento para estudiar para monja misionera es para no perder detalle, de como era en aquel tiempo el encierro, el silencio, la disciplina asfixiante, el aislamiento del mundo exterior, etc. La actuación de Audrey Hepurbn es soberbia, como con pequeños gestos, miradas, silencios expresa todo su sufrimiento y demás cosas. El ritmo de la película de este director (Fred Zinnemann) es pausado, sin apuro, pero brillante en su desarrollo, como en otras peliculas suyas como: Julia, Solo ante el peligro, Cinco días, un verano. Es para ver a las personas que les gusta pensar. Tiene una estupenda fotografía, y todos los otros actores, acompañan muy bien. Film como este se tendrían que hacer en estos tiempos. A pesar del metraje que tiene, se hace muy llevadera, y en nigún momento se hace pesada. Es muy recomendable de ver.
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Una de las mejores interpretaciones de Audrey Hepburn
Como en un momento de la película se dice, es una “lucha interminable por alcanzar la perfección”. A grandes rasgos, es interesante¨:
A)Toda la rigurosísima instrucción que recibe
B)El acatamiento de las reglas de la Iglesia y el debate interior que éste genera
La primera parte del film, que abarca desde su llegada al convento y el proceso de educación como monja, está perfectamente detallado y magníficamente filmado, con respeto hacia la religión, sus integrantes y el camino que han elegido. No escatima matices para transmitir la durísima vida que llevan, el estricto código y el régimen disciplinario.
Aunque los tiempos cambian y ahora es poco frecuente en el seno de la Iglesia, es cierto que en el pasado algunas órdenes llevaban ese tipo de vida. De hecho, se contrataron a clérigos como asesores para que ningún católico se sintiera ofendido. Buscaban la colaboración y aprobación de monjas y sacerdotes para representar una imagen fiel de los rituales religiosos, y, sobre todo, porque querían evitar cualquier crítica o censura. Por ejemplo, en el plató había constantemente un sacerdote asesor que enseñaba a las falsas monjas a caminar.
La verdadera hermana Lucas se llamaba Maria Louise Habets y también había sido monja entre 1927 y 1944 en una comunidad belga llamada Hermanas de la Caridad de Jesús y María. El guionista, Bob Anderson mantuvo contacto con ella para saber cómo ingresaba una monja en el convento, cómo se celebraba la ceremonia de la tonsura, los silencios, el trabajo, etc.
Todo este trabajo de investigación y asesoramiento se ve magníficamente plasmado en la pantalla. Zinnemann y el guionista Anderson eran muy perfeccionistas, hasta tal punto que fueron al Congo a buscar exteriores y a médicos locales que les proporcionaran material quirúrgico de los años 30, fecha en la que se desarrolla la película.
Esta minuciosidad a veces puede resultar excesiva (por ejemplo en la escena del cambio de hábito), cercana al docu-drama, sin embargo nunca pierde el interés, que se mantiene.
Por otro lado, la interpretación de Audrey es magistral. Los movimientos, los primeros planos de su rostro, su determinación, todo su trabajo es sobresaliente. Se sentía muy identificada con el papel y le vino muy bien el cambio de registro tras hacer “Ariane” en cine y “Mayerling” en TV. A pesar de ser nominada, ese año el Oscar a mejor actriz fue para Simone Signoret por “Un lugar en la cumbre”. “Ben-hur” arrasó en los demás premios.
Magnífica dirección de Zinnemann y colosal trabajo de Audrey Hepburn.
Tal era la implicación de Audrey con el personaje que mantuvo contacto con la auténtica monja e incluso se permitió sugerirle a Fred Zinnemann algunos cambios muy acertados: “Me gustaría que pudiera expresar que ha fracasado como monja pero que sus esperanzas y su fe han resurgido ante la idea de poder vivir como un ser humano libre y, en consecuencia, con mayor devoción que antes”.
El final, memorable, es todo un acierto y pone el broche de oro al film. La cámara se queda
dentro, ella sale al mundo exterior. Tras llegar al alto de la escalera, hace un gesto para levantarse la falda del hábito pero se da cuenta de que ya no lo lleva, por primera vez en 17 años. La película concluye igual que empieza, con un tañido de campana
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El mundo interior
Posiblemente Historia de una monja sea una cinta que no logre calar en el público actual, especialmente entre el más joven, que quizá le cueste entender como una bella y acomodada muchacha pueda desear fervientemente convertirse en religiosa y abandonarlo todo para servir a Dios, tan alejadas están hoy en día Iglesia y sociedad. Pero en la España nacionalcatolicista de los sesenta esta película obtuvo un gran éxito, contribuyendo a cimentar el imperecedero mito de la encantadora Audrey Hepburn, la cual realiza un inmejorable trabajo consiguiendo reflejar la compleja personalidad de la hermana Lucas, nombre eclesiástico de la belga Marie Louise Habets, personaje real en cuyas vicisitudes en el seno de la Iglesia se basa Historia de una monja.
De la mano de Hepburn somos testigos del proceso que le lleva a tomar los hábitos y, tras una exhaustiva preparación en la que se le va inculcando disciplina y humildad (y anulando su personalidad), desplazarse al Congo, donde realizará una encomiable labor humanitaria, surgiendo en su interior numerosas inquietudes referidas al conflicto entre la sumisión religiosa a la que se ve obligada y la rebeldía a la que le lleva el optar por su propio criterio, conflicto que se va agudizando progresivamente.
Para la historia del cine quedará la fugaz y escueta despedida entre la hermana Lucas y el médico del sanatorio en el que ha prestado servicio (Peter Finch), un momento sutilmente emotivo y revelador.
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La madurez de Audrey
Fred Zinnemann hace que la adorable e inocente Audrey cambie totalmente de registro. Pasa de interpretar mujeres ingenuas y enamoradizas ( que tanto nos gusta verla interpretar y no hay nada malo en ello, porque a quién no le pone de buen humor ver sus películas anteriores a esta). Además le he dado una votación alta por como marco esta experiencia al resto de su vida, su amistad con la monja sobre la que esta basada la novela originaria la mantuvo para siempre. Las personas de su entorno y que realmente la conocían siempre han dicho que existe cierta similitud entre Gabrielle y ella en la forma de pensar e interactuar con la gente que la rodea.
El film es de gran calidad como cabía esperar de este director. Tremendamente interesante el dilema que se plantea acerca del perdón y los sacrificios que requieren el tener vida religiosa,dignos de admiración pese a no ser creyente...
La recomiendo a aquellos que les gusten las cintas que hagan reflexionar o que disfruten conociendo la vida de personas realmente admirables.
"Maravillosa cinta adaptada del interesantísimo original de Kathryn Hulme. Imprescindible" (Fernando Morales: Diario El País)
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Audrey Hepburn en su mejor papel
Aunque no tan recordada como "Desayuno con diamantes","Historia de una monja" supuso la mejor interpretación de Audrey Hepburn en el cine, a la que le asignaron este papel tras el rechazo de Ingrid Bergman. Despojada en esta ocasión de los glamurosos vestidos de Givenchy, Hepburn transmite con la fuerza de su mirada y la expresividad de sus gestos, el conflicto interior al que se ve sometida cuando cuestiona su vocación al enfrentar su carácter inquieto y comprometido con la humildad y obediencia propias de su vida religiosa.
Según cuenta Donald Spoto en la biografía que escribió sobre la actriz, este trabajo le marcó profundamente para toda su vida, de tal manera que en sus últimos años, estuvo trabajando activamente para la UNICEF ayudando a mejorar las condiciones de los niños más desfavorecidos.
Adaptación de la novela de igual título de Kathryn C. Hulme. Se basa en la vida real de la hermana Marie-Louise Habets a la que Hepburn tuvo la oportunidad de conocer y con la que mantuvo una larga amistad. Como documento es también bastante interesante por la recreación que hace del cerrado mundo monacal, para la cual se contó con el asesoramiento de la jerarquía eclesiástica, que quedó satisfecha con los resultados obtenidos.
Estupenda fotografía, sombría en las escenas desarrolladas en Europa y alegre y luminosa en las tomas realizadas en el Congo. "Historia de una monja" es una magnífica película realizada con una admirable dirección de actores a cargo de Fred Zinneman, que ya había dirigido éxitos como "Sólo ante el peligro" o "De aquí a la eternidad". En su momento obtuvo un gran éxito de crítica y público y llegó a ser el filme más taquillero de la historia de la Warner. Fue nominada en ocho categorías de los Oscars, aunque finalmente no logró llevarse ninguno. Aquel año existía un poderoso contrincante llamado "Ben Hur" de William Wyler, que practicamente se los llevó todos, once en total.
Como curiosidad hay que reseñar que las monjas figurantes que aparecen en el film se reclutaron entre las jóvenes de la aristocracia romana y las bailarinas de la ópera de Roma, que según una de las auténticas religiosas asesoras del rodaje, se movían mejor en aquellos decorados que las verdaderas monjas en el convento.
Totalmente recomendable.
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"No hay lugar de paz, nunca"
Si hay algo que este drama de Zinnemann nos comunica con fuerza, es que lo único que podemos hacer es ser quienes somos.
No sirve de nada engañar a los demás y tratar de engañarnos a nosotros mismos, pretendiendo ser alguien que no podemos ser.
Muchas de las decisiones que tomamos implican compromisos, renuncias, bendiciones, sacrificios, alegrías y sufrimientos, en distintas proporciones. Una mujer que se consagra a ser monja debe aceptar y hacer suyos el compromiso, la renuncia, el sacrificio y el sufrimiento, recibiendo a cambio las bendiciones y las alegrías que conlleva la recompensa espiritual y divina. Librará una lucha constante para despojarse de su orgullo, de su vanidad, de su amor propio, de sus deseos carnales y de su rebeldía. Tendrá que esforzarse cada día por ese camino de perfección lleno de humanas imperfecciones, tendrá que tropezar mil veces para levantarse mil veces y seguir. Porque el orgullo, la vanidad, el amor propio, los deseos carnales y la rebeldía son como los pulmones, como el corazón, como todos los órganos vitales. Están tan presentes y tan arraigados en nuestro espíritu como los órganos lo están en nuestro cuerpo.
Por ello, el camino de una esposa de Cristo no es como caminar por la ininterrumpida paz de un túnel de luz cegadora. Puede llegar a ser un camino lleno de zarzales espinosos que rara vez ofrece paz interior. Porque la verdadera virtud de quien se consagra a Dios no es la imposible posesión de la perfección del alma, sino su búsqueda incansable. Sabiendo que la lucha será perpetua y aceptándola como la parte más difícil del sacrificio.
Tratar sin tregua de vencer los mundanos impulsos y sentimientos. Sin lograrlo completamente, pero domándolos y controlándolos cada vez con mayor eficacia, gracias a la ayuda de la experiencia, de la fuerza interior y, sobre todo, de la verdadera vocación. Puede que esto último sea lo más esencial para lograrlo.
Zinnemann, por medio de la batalla interna de la hermana Lucas, nos muestra una de las cosas más complicadas en esta vida: encontrarte a ti mismo.
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Los valores del siglo XX
Decimoquinto largometraje del austríaco Fred Zinnemann (1907-97) (“Solo ante el peligro”, 1952). El guión, de Robert Anderson ("Té y simpatía”, Minelli, 1956), adapta la novela biográfica “The Nun’s Story” (1956), de Kathryn C. Hulme, basada en la vida de Marie-Louise Habets (1905-86). Se rueda del 24/I al 25/VI de 1958 en escenarios reales de Bélgica (Brujas, Froyenne y West-Vlaanderen) y de la República del Congo (Kisangani, leprosería, estación de ferrocarril y mercado nativo) y en los platós de Cinecittà (Roma), con un presupuesto de 3,5 M USD. Nominado a 8 Oscar, gana un Bafta (actriz) y la Concha de plata (actriz) de San Sebastián. Producido por Henry Blanke para la Warner, se proyecta por primera vez en público en sesión de preestreno el 18-VI-1959 (NYC).
La acción dramática tiene lugar entre 1927 y 1944 en Bélgica y, sobre todo, en la República del Congo. Gabriela van der Mal (Hepburn), de unos 22 años, de familia acomodada, hija de un reputado cirujano viudo, pese a las reticencias paternas, ingresa como postulante en el convento de las Hermanas de la Caridad de Jesús y María, congregación fundada en 1803 por Peter Triest en Lovendegen (Bélgica). Como religiosa toma el nombre de hermana Luke y cursa estudios de enfermería en la Escuela de Medicina Tropical. El papel de la madre Emmanuelle, superiora, corre a cargo de Edith Evans y el de cirujano belga Dr. Fortunati, que trabaja en Kisangani, a cargo de Peter Finch.
El film desarrolla un drama psicológico. Compone el retrato profundo, detallado y consistente de un personaje singular y apasionante, de extraordinaria penetración y riqueza de detalles. Ocupa el centro del relato y se presenta construido con habilidad y esmero. La aportación más importante de la cinta viene dada por la profundidad psicológica de su análisis y la sutileza de los medios empleados en la tarea. La evolución del personaje a lo largo de 17 años intensos de vida, con cambios de destino y trabajos, se basa en un brillante conocimiento y manejo de los recursos psicológicos y de la fuerza de afirmación de una personalidad humana que se sitúa fuera de lo común. Luke es batalladora, generosa, entregada y dispuesta incondicionalmente al servicio de los demás.
La descripción de las incidencias que marcan su experiencia misionera y monástica atesora entre líneas la exploración de su lucha interior, la nobleza de sus sentimientos y, sobre todo, la eclosión que se produce en la sociedad occidental de una matriz nueva de valores superiores a los tradicionales, que se han demostrado insuficientes para inspirar y motivar la vida colectiva de una sociedad con nuevos problemas, nuevas metas y nuevas necesidades, a raíz de la IIGM y sus consecuencias. La madre Luke (Hepburn) sufre en su intimidad los embates de la confrontación que se produce en el mundo entre valores emergentes y caducos, valores nuevos y viejos, valores de presente y los del pasado.
La solidaridad, la iniciativa, el espíritu crítico, la rebeldía, la innovación, la capacidad de adaptación al cambio y otras virtudes similares, desplazan de sus antiguas posiciones a la obediencia, el sometimiento, la prudencia, el sacrificio, la acomodación, el silencio, la oración y la negación de la iniciativa personal, etc.
Resulta particularmente brillante la secuencia en la que, entre líneas y de modo contenido, se desarrolla la lucha entre la potente concupiscencia de la madre Luke y las tentaciones que le inspiran diversos elementos de su entorno. La batalla entre la castidad y el amor físico crea unos momentos culminantes, resueltos con sutilezas, sin palabras, sin gestos aparentes y con emoción reprimida. Para mi es inolvidable la encarnación de las contradicciones que se plantean en la conciencia de la protagonista entre la obediencia y la eficacia de la acción al servicio de los más necesitados. Creo que es sobrecogedora la justificación que se desvela disimuladamente de la contemporización que adopta la Iglesia ante la ocupación nazi de Bélgica (28-V-1940), al amparo de principios de prudencia y legítima autodefensa.
La interpretación de Hepburn (28 años), que no profesaba ninguna religión, es magnífica y emocionante. A través de su rostro, expresiones contenidas, gestos tenues y con frecuencia con la propia inmovilidad cubierta por los hábitos, entrega un gran trabajo, que se gana la simpatía del público y el favor de la crítica. Son muy meritorios los papeles de la superiora, Rvda. madre Emmanuelle, y del cirujano Peter Finch. El film, supervisado por un grupo de frailes dominicos nombrado al efecto, evita todos los elementos polémicos y críticos y realza con detallismo minucioso (muy propio del realizador) algunas de las virtudes y rigores propios de los conventos católicos antes del Concilio Vaticano II (1962-1965), como se deja ver en la primera parte de la obra. Las sugerencias críticas se contienen sólo en el subtexto y en elementos subliminales del texto.
La banda sonora, de Franz Waxman, compone una partitura de tonos épicos, rasgos grandilocuentes y sugerencias laudatorias, grata a los oídos del espectador. Añade cortes de melodías conventuales y de algunos cánticos religiosos, como el “Adeste fideles”. La fotografía, de Franz Planer (“Vacaciones en Roma”, Wyler, 1953), aporta una narración académica, clara, bien construida y de tonos austeros. Añade unos pocos juegos de cámara y planos generales de exaltación religiosa y monástica, como las perspectivas generales de la capilla con motivo de ceremonias religiosas u oraciones conventuales. Contiene valores documentales de naturaleza religiosa y social, referidos a la época en la que se producen en el mundo grandes cambios en la definición y jerarquía de los valores y principios de la convivencia y cohesión social.
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MARAVILLOSA HISTORIA DE UNA MONJA
La deliciosa Audrey abandona a Givenchy, las perlas, el cigarrillo, los tacones y su sempiterno petite robe noir, para calzarse el hábito.
Está espléndida desde el punto de vista interpretativo.
Bella y elegante. A riesgo de parecer cursi, es una delicia verla mover el hábito, con las manos recogidas, la toca...Elegancia y allure, creo que lo llaman.
Es interesante, entretenida, y nunca pierde gas. Está extraordinariamente bien contada, y ofrece la reconfortante posibilidad de reflexionar mientras la ves.
Sus gestos y sus expresiones dejan ver la terrible lucha interior que mantiene de principio a fin.
El genio del microscopio con toca, en misión en una comunidad religiosa en el Congo, no tiene que luchar con los mosquitos, ni con la malaria, que también, sino con algunos de los pecados capitales, entre otras cosas, amén de con o contra un médico increíblemente atractivo, inteligente e interesante. Su igual.
Durante toda su vida, entre los muros de la congregación, o en medio de la selva, luchará por someterse a la disciplina, frenar a la soberbía, y no ceder ante la vanidad. Por no reconocer que su fe a veces se tambalea, y que está hecha del mismo material que el resto de sus semejantes.
Siempre atenazada con la idea de ser una mala monja, y de no servir bien a Dios.
Los escenarios naturales son maravillosos.
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¿Hastas donde llega la obediencia?
Una muy lograda historia del siempre fiable Fred Zinneman con una más que brillante Audrey Hepburn que todavía no ha llegado a su madurez artística y que sin embrago es un papel más que creíble.
La historia de la lucha interior entre los deseos de servir a Dios y la comprensión que su capacidad está siendo desaprovechada, según su punto de vista. En esta historia se deja entrever lo difícil que es conciliar el compromiso religioso con el deseo de ser útil a los demás. Una interpretación la de Hepburn que deja ver toda la lucha interior que sufre el personaje: Sus ganas de servir a los demás, la decepción por no lograr aquello para lo que cree estar preparada, la rebeldía por sentirse minusvalorada...
Digno de mencionar el papel de Peter Finch como el ateo, o eso dice él, Dr. Fortunati que siembra la semilla de la duda en la monja. Brillante Edith Evans como la madre Emmanuel, tratando de doblegar con el razonamiento las terribles dudas de la hermana. Imprescindibles los secundarios de las secuencias africanas.
Una excelente ambientación tanto en la luz y el color de la colonia belga del Congo como en los tonos grises y oscuros de la Bélgica ocupada por los alemanes en 1940.
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Estupenda!!
Esta película era desconocida por mi, y no tenía ninguna referencia de ella. Asi que la vi, y entiendo porque según veo en la parte de los Oscar de FilmAffinity estuvo nominada a 8 Oscar en 1959 y no ganó ninguno. Claro.....no tiene efectos especiales.... trepidante acción...... persecuciones de autos.......violencia.......tiros..... sexo..... y todo a lo que nos tiene acostumbrados otro tipo de cine, que por lo menos a mi no me gusta. Si me gustó mucho como está contada esta historia, basada en el libro de la vida real de la monja. La primera parte cuando entra al convento para estudiar para monja misionera es para no perder detalle, de como era en aquel tiempo el encierro, el silencio, la disciplina asfixiante, el aislamiento del mundo exterior, etc. La actuación de Audrey Hepurbn es soberbia, como con pequeños gestos, miradas, silencios expresa todo su sufrimiento y demás cosas. El ritmo de la película de este director (Fred Zinnemann) es pausado, sin apuro, pero brillante en su desarrollo, como en otras peliculas suyas como: Julia, Solo ante el peligro, Cinco días, un verano. Es para ver a las personas que les gusta pensar. Tiene una estupenda fotografía, y todos los otros actores, acompañan muy bien. Film como este se tendrían que hacer en estos tiempos. A pesar del metraje que tiene, se hace muy llevadera, y en nigún momento se hace pesada. Es muy recomendable de ver.
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Una de las mejores interpretaciones de Audrey Hepburn
Como en un momento de la película se dice, es una “lucha interminable por alcanzar la perfección”. A grandes rasgos, es interesante¨:
A)Toda la rigurosísima instrucción que recibe
B)El acatamiento de las reglas de la Iglesia y el debate interior que éste genera
La primera parte del film, que abarca desde su llegada al convento y el proceso de educación como monja, está perfectamente detallado y magníficamente filmado, con respeto hacia la religión, sus integrantes y el camino que han elegido. No escatima matices para transmitir la durísima vida que llevan, el estricto código y el régimen disciplinario.
Aunque los tiempos cambian y ahora es poco frecuente en el seno de la Iglesia, es cierto que en el pasado algunas órdenes llevaban ese tipo de vida. De hecho, se contrataron a clérigos como asesores para que ningún católico se sintiera ofendido. Buscaban la colaboración y aprobación de monjas y sacerdotes para representar una imagen fiel de los rituales religiosos, y, sobre todo, porque querían evitar cualquier crítica o censura. Por ejemplo, en el plató había constantemente un sacerdote asesor que enseñaba a las falsas monjas a caminar.
La verdadera hermana Lucas se llamaba Maria Louise Habets y también había sido monja entre 1927 y 1944 en una comunidad belga llamada Hermanas de la Caridad de Jesús y María. El guionista, Bob Anderson mantuvo contacto con ella para saber cómo ingresaba una monja en el convento, cómo se celebraba la ceremonia de la tonsura, los silencios, el trabajo, etc.
Todo este trabajo de investigación y asesoramiento se ve magníficamente plasmado en la pantalla. Zinnemann y el guionista Anderson eran muy perfeccionistas, hasta tal punto que fueron al Congo a buscar exteriores y a médicos locales que les proporcionaran material quirúrgico de los años 30, fecha en la que se desarrolla la película.
Esta minuciosidad a veces puede resultar excesiva (por ejemplo en la escena del cambio de hábito), cercana al docu-drama, sin embargo nunca pierde el interés, que se mantiene.
Por otro lado, la interpretación de Audrey es magistral. Los movimientos, los primeros planos de su rostro, su determinación, todo su trabajo es sobresaliente. Se sentía muy identificada con el papel y le vino muy bien el cambio de registro tras hacer “Ariane” en cine y “Mayerling” en TV. A pesar de ser nominada, ese año el Oscar a mejor actriz fue para Simone Signoret por “Un lugar en la cumbre”. “Ben-hur” arrasó en los demás premios.
Magnífica dirección de Zinnemann y colosal trabajo de Audrey Hepburn.
Tal era la implicación de Audrey con el personaje que mantuvo contacto con la auténtica monja e incluso se permitió sugerirle a Fred Zinnemann algunos cambios muy acertados: “Me gustaría que pudiera expresar que ha fracasado como monja pero que sus esperanzas y su fe han resurgido ante la idea de poder vivir como un ser humano libre y, en consecuencia, con mayor devoción que antes”.
El final, memorable, es todo un acierto y pone el broche de oro al film. La cámara se queda
dentro, ella sale al mundo exterior. Tras llegar al alto de la escalera, hace un gesto para levantarse la falda del hábito pero se da cuenta de que ya no lo lleva, por primera vez en 17 años. La película concluye igual que empieza, con un tañido de campana
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El mundo interior
Posiblemente Historia de una monja sea una cinta que no logre calar en el público actual, especialmente entre el más joven, que quizá le cueste entender como una bella y acomodada muchacha pueda desear fervientemente convertirse en religiosa y abandonarlo todo para servir a Dios, tan alejadas están hoy en día Iglesia y sociedad. Pero en la España nacionalcatolicista de los sesenta esta película obtuvo un gran éxito, contribuyendo a cimentar el imperecedero mito de la encantadora Audrey Hepburn, la cual realiza un inmejorable trabajo consiguiendo reflejar la compleja personalidad de la hermana Lucas, nombre eclesiástico de la belga Marie Louise Habets, personaje real en cuyas vicisitudes en el seno de la Iglesia se basa Historia de una monja.
De la mano de Hepburn somos testigos del proceso que le lleva a tomar los hábitos y, tras una exhaustiva preparación en la que se le va inculcando disciplina y humildad (y anulando su personalidad), desplazarse al Congo, donde realizará una encomiable labor humanitaria, surgiendo en su interior numerosas inquietudes referidas al conflicto entre la sumisión religiosa a la que se ve obligada y la rebeldía a la que le lleva el optar por su propio criterio, conflicto que se va agudizando progresivamente.
Para la historia del cine quedará la fugaz y escueta despedida entre la hermana Lucas y el médico del sanatorio en el que ha prestado servicio (Peter Finch), un momento sutilmente emotivo y revelador.
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La madurez de Audrey
Fred Zinnemann hace que la adorable e inocente Audrey cambie totalmente de registro. Pasa de interpretar mujeres ingenuas y enamoradizas ( que tanto nos gusta verla interpretar y no hay nada malo en ello, porque a quién no le pone de buen humor ver sus películas anteriores a esta). Además le he dado una votación alta por como marco esta experiencia al resto de su vida, su amistad con la monja sobre la que esta basada la novela originaria la mantuvo para siempre. Las personas de su entorno y que realmente la conocían siempre han dicho que existe cierta similitud entre Gabrielle y ella en la forma de pensar e interactuar con la gente que la rodea.
El film es de gran calidad como cabía esperar de este director. Tremendamente interesante el dilema que se plantea acerca del perdón y los sacrificios que requieren el tener vida religiosa,dignos de admiración pese a no ser creyente...
La recomiendo a aquellos que les gusten las cintas que hagan reflexionar o que disfruten conociendo la vida de personas realmente admirables.
Datos técnicos:
Tamaño: 1,65 Gb
Duracion: 02:25:15
Vídeo codec: Xvid (doble pasada)
Resolución: 624 x 336
Bitrate: 1359 Kbps. Qf: 0.259
Audio codec: 0x0055(MP3, ISO) MPEG-1 Layer 3
Bitrate Castellano/Inglés: 48000Hz 128 kb/s (1 chnl)
Subtítulos : [Castellano]
Capturas:


















