Ante todo una consideración: esta película del mediocre austro-húngaro pero no berlanguiano Curtiz no figuró antes del auge de la televisión en las listas de las mejores películas de la historia; pero es que ni por asomo. Los críticos que reúne cada diez años SIGHT AND SOUND desde 1952, nunca la han colocado ni entre las cien primeras.
La televisión americana, que hoy en día es capaz de hacer que todo el mundo beba un brebaje infame a base de coca o que usemos éste u otro detergente y que votemos a este u otro incompetente, logró el milagro de que una mediocre película se convirtiera para muchos en una superpelícula.
Hay que reconocer de entrada que la peli reunía todos los requisitos para su mitificación en esos lejanos años de los cincuenta:
-un dúo de magníficos actores (aunque ninguno de ellos en su mejor actuación)
-una película anti-nazi
-protagonistas judíos
-parte de la peli pasa en París (el no va más para los usamericanos y no porque Francia sea la cuna de Renoir, Baudelaire o Napoleón, sino porque inventaron las patatas fritas y la tortilla a la francesa)
-una historia romántica demasiado bonita para que el espectador pueda distanciarse de ella, sobre todo gracias al acierto de un final bajo en azúcares y otras melosidades y tan ambiguo que hasta ha sido revindicado hoy en día como gay: Humphrey deja a Ingrid y se queda con Claude Rains.
Por eso- para provocar la discusión- he usado el término de bodrio (culinariamente quiere decir guiso mal aderezado) refiriéndome a la inmortal CASABLANCA. Y es que en realidad está película debe verse con distanciamiento. Lo que para el AMERICAN FILM INSITITUTE es la segunda película más importante de la historia del cine, para la crítica europea no ha merecido ni figurar entre las 100 obras maestras de la cinematografía.
Propongo volver a ver esta película desde el distanciamiento. Es una película tópica y llena de tópicos. Por no haber es que ni existe química entre los dos protagonistas. Esa relación que hacía saltar chispas entre Bogey y Bacall o incluso entre la Hepburn y él - o con actrices menos conocidas como Mary Astor, Ida Lupino, Lizabeth Scott o Gloria Grahame- brilla por su ausencia en el dúo Rick Blaine-Ilsa Lund.
Voy a tratar de explicarme: en esta película el espectador ha ido añadiendo afectividad y ha hecho suyos diálogos que no pueden ser más triviales y que ni siquiera salieron de la inspiración de los guionistas. Desde el "Siempre nos quedará París" ocrurrencia del productor Hal Wallis al cursilísimo "¿Son los latidos de tu corazón o son cañonazos? o diálogos tales como "-¿Cuál es su nacionalidad? - Borracho".
Porque la historia de la película es demencial. Se inspira en una obra teatral rechazada en Broadway que llevaba por título EVERYBODY COMES TO RICK'S de Murray Burnett y Joan Allison, cuya acción sucedía en un café de Viena, frecuentado por refugiados políticos. El amigo de Groucho, Jack Warner y Hal Wallis deciden ambientarla en África, aprovechando el éxito obtenido por Hedy Lamarr en ARGEL y anteriormente por Marlene Dietrich en MOROCCO. Hedy rechaza intervenir en la película porque el guión no está acabado. Se busca otra actriz europea y Michèle Morgan exige 55.000 dólares. Al final se acepta a la sueca Bergman, porque se conforma con sólo 25.000.
Julius y Philip Epstein comienzan a retocar la obra teatral y la ambientan en una CASABLANCA californiana, que por no tener no tiene ni un sólo árabe, sino occidentales a manta y hasta algún turco. El guión se hace y se deshace, introduciéndose morcillas a granel. Como el director es un austrohúngaro que, pese a sus años, habla un inglés digno de la Academia Ansar, el caos en el rodaje es monumental y se nota en la película.
En mi primer mensaje cité la página de PIFIAS que aparece en la IMDB. Es que no tiene desperdicio: cigarrillos que se encienden y desaparecen; documentos que se introducen en un bolsillo y se sacan por otro; fugitivos que cambian de sexo y edad al reaparecer tras las columnas, gabardinas milagrosas- made in Rick- que aparecen completamente secas después de un chaparrón; distintivos militares que aparecen y desaparecen del uniforme. Para acabar en esa maqueta de avión, que podía haberse evitado rodado la escena en cualquier pequeño aeropuerto californiano. Y sobre todo es desesperante la ausencia total de marroquíes, porque la serie de Tarzán también fue rodada en California, pero al menos de cuando en cuando aparecía algún elefante.
Pero lo más curioso de la película es el famoso tema musical AS TIME GOES BY compuesta por Herman Hupfeld para un musical de Broadway de 1931. Cuando casi finalizado el rodaje, el oscarizado Max Steiner se hace cargo de la banda sonora de la película, se da cuenta de que una escena tan importante debe tener una canción propia y no ajena. Así que a toda prisa compone una y obliga a Curtiz a que vuelva a rodar la escena. El problema surge cuando se presenta en el set Ingrid Bergman rapada y sin su bella cabellera, por exigencias del rodaje de su próxima película ¿POR QUIÉN DOBLAN LAS CAMPANAS?. Max Steiner y Michael Curtiz (ambos austríacos) se insultan en la lengua de Adolfito Hitler que no en la de Goethe, mientras Warner y Wallis sonofabichean a ambos. El fiel Percy Westmore trata de hallar una peluca que le vaya bien a la Bergman y combine con el bisoñé de Bogey, pero es una misión imposible. Thanks God, porque así podremos deleitarnos hasta la muerte oyendo a Doole Wilson cantar aquello tan famoso de: “You must remember a kiss is just a kiss, a sigh is just a sigh. The fundamental things apply as time goes by”.
En resumen, una cosa es considerar esta película como una de las FAVORITAS personales y otra muy distinta incluirla entre las obras maestras del cine. Billy Wilder lo expresó perfectamente: "No es la mejor película, pero es la más querida". Y la peli es tan mediocre que hasta mereció una sátira mediocre de los Hermanos Marx, la cual enojó tanto a Jack Warner que puso un pleito a los marxistas. Esta queja judicial mereció una respuesta de “Groucho” (gruñón) Marx, que mereció este documento que para mí es lo mejor que nunca dio la película.
Ante esta respuesta el departamento jurídico de la Warner pidió más información acerca del argumento de la película de los hermanos Marx. Dos nuevas cartas de Groucho, cada una más disparatada que el anterior, hicieron desistir a los abogados.Estimados Hermanos Warner:
Evidentemente hay mas de una manera de conquistar una ciudad y conservarla en propiedad. Por ejemplo, en todo el tiempo que dedicamos a elaborar esta película no teníamos ni idea que la ciudad de Casablanca pertenecía exclusivamente a los Hermanos Warner. Sin embargo, solo unos días después de que nuestro anuncio apareciera, recibimos de ustedes un extenso y ominoso documento jurídico advirtiéndonos para que no usáramos el nombre Casablanca.
Parece ser que en 1471, Ferdinand Balboa Warner, su tatara-tatara-tatarabuelo, mientras buscaba un atajo para ir a la ciudad de Burbank, había ido a parar a la costa de Africa y, levantando su estandarte (que mas tarde empeñaria por un centenar de pavos), la bautizó como Casablanca.
No alcanzo a entender su actitud. Aun cuando ustedes pretendan hacer un reestreno de su película, estoy seguro que el espectador medio podría con el tiempo aprender a distinguir la sutil diferencia que hay entre Ingrid Bergman y Harpo. No se si yo podría, pero seguramente me gustaría por lo menos intentarlo.
Ustedes afirman que Casablanca les pertenece y que nadie mas puede usar ese nombre sin su permiso. Y qué pasa con lo de “Hermanos Warner", ¿también les pertenece? Probablemente tienen el derecho de usar el nombre Warner, pero ¿qué pasa con Hermanos? Profesionalmente, éramos hermanos mucho antes que ustedes lo fueran. Ya habíamos hecho muchas tablas como Hermanos Marx cuando el Cinematógrafo era aun un destello en el ojo de su inventor, y aun antes de nosotros ya habían estado otros hermanos: Los Hermanos Smith; los Hermanos Karamazov; Dan Hermanos, un base exterior de Detroit; y ¿Hermano, puedes prestarme diez centavos? (Esto originalmente era "Hermanos, pueden prestarme Diez centavos?"; pero diez centavos era tan poca cosa que se lo dieron todo a uno y así quedó como '¿Hermano, puedes prestarme diez centavos? ')
Ahora Jack, ¿quë pasa contigo? ¿Sigues manteniendo que el tuyo es un nombre original? Bueno, pues no lo es. Se usó mucho antes de que tú nacieras. De repente, me vienen a la cabeza dos Jacks: uno era Jack el de 'Jack y las habichuelas mágicas' y otro Jack el Destripador, quien llego a partir el bacalao en su día.
Y en tu caso, Harry, probablemente firmaras tus cheques, convencido que tu eres el primer Harry de todos los tiempos y que los otro Harrys son impostores Puedo pensar en dos Harrys que te precedieron. Antes existió el Faro Harry de revolucionaria fama y un Harry Appelbaum quien vivió en la esquina que hay en la calle 93 y la Avenida Lexington. Por desgracia, Appelbaum no es demasiado conocido. La ultima vez que supe de el, vendía corbatas en Weber y Heilbroner.
Y ahora vayamos con vuestro estudio Burbank. Creo que así es como tus hermanos llaman a ese sitio. El viejo Burbank ya se fue. Quizás le recuerden. Era un gran hombre en su jardín. Burbank era el mago que había cruzado todas esas frutas y verduras hasta tal punto que las pobres plantas llegaban a estar tan confusas y en tal estado de nervios que no podían decidir si al entrar en el comedor tenían que ir con la carne o con el postre.
Estos son meras conjeturas, por supuesto, pero ¿quién sabe? Quizás los que sobrevivieron a Burbank no están demasiado felices con el hecho que una fabrica de películas ubicada en su ciudad, se apropiara del nombre de Burbank y lo usase como presentación de sus películas. Aunque es posible que la familia Burbank esté más orgullosa de la patata producida por su viejo que de que de su estudio surgiera 'Casablanca'.
Todo esto parece un bonito, pero sarcástico reproche, pero le aseguro que no lo es. Me gustan los Warners. Algunos de mis mejores amigos son Hermanos Warner. E incluso es posible que este cometiendo una injusticia y que ni ustedes mismos sepan nada de esta actuación. No me sorprendería nada descubrir que los responsables de su sección jurídica están al margen de esta absurda discusión, para que yo vea que son buenos chicos de negro cabello ondulado , trajes elegantes y con un amor al prójimo que no tendría ni el más santo de todos los santos.
Tengo el presentimiento que el impedirnos usar ese titulo es producto del cerebro privilegiado de algún picapleitos recién llegado a su departamento jurídico. Conozco el carácter impulsivo del recién salido de la escuela de derecho, hambriento de éxito y demasiado ambicioso para respetar las leyes naturales del ascenso. Este siniestro individuo probablemente va a fastidiar a sus abogados, muchos de los cuales son buenos chicos con negro cabello rizado y trajes elegantes, por intentar coaccionarnos. Bien, pues no se saldrá con la suya. ¡Le llevaremos al Tribunal Supremo! Ningún abogadillo paliducho va a ser la causa de una guerra fraticida entre los Warner y los Marx. En el fondo todos somos hermanos y nuestra amistad durará hasta que el ultimo rollo de "Una Noche en Casablanca" termine de dar vueltas sobre el carrete.
Suyo afectísimo.
Groucho Marx