En la mística religiosa católica, la iluminación ha sido simbolizada a veces por la ascensión y la morada/refugio en forma de castillo (símbolo de poderío esotérico). Que se lo pregunten a la neurótica de "Santa" Teresa... Pues bien, cuando se molesta uno en investigar, averigua que la mística satanista no se diferencia demasiado, sólo que orienta ese simbolismo al culto de otro demiurgo, Sa'tan, "el Adversario". De la película La novena puerta, que volví a ver anteayer (tenía un pésimo recuerdo de ella, y mi impresión la verdad es que no ha mejorado, quizá por culpa del personaje de la Seigner, uno de los más ridículos que he visto en una cinta de terror) hay no obstante algo (una imagen) que debería llamar especialmente nuestra atención, y es justamente su final...
Corso (el protagonista) ha alcanzado la "iluminación", por eso lo vemos volver al castillo. Para mí esto es una oda de Polanski al satanismo. Ignoro si está en la novela en que se basa la película, pero su fidelidad o licencia es irrelevante, lo que importa es el significado de ese cierre.
No es casual la elección de un castillo cátaro, si bien los cátaros consideraban, precisamente, que el mundo en que vivimos es obra del "demonio" (desde luego el creador de tan caótico escenario muy piadoso no habría de ser XD) y esta concepción cosmológica ha sido tergiversada por quienes aspiran a posicionarse en él, al contrario que los cátaros, que llamaban a la renuncia.
Naturalmente, hay muchos más simbolismos en esta curiosa película, el primero, el que encierra su título, que yo desconocía hasta hace poco. El nueve es en la Cábala el número que simboliza las conquistas mentales, y en el satanismo tiene un significado no muy dispar. Si bien tendemos a considerar el 666 como el número identificativo del demonio ("la Bestia" para los cristianos), seguramente por lo que se dice en Apocalipsis 13:18 (καὶ ἵνα μή τις δύνηται ἀγοράσαι ἢ πωλῆσαι εἰ μὴ ὁ ἔχων τὸ χάραγμα, τὸ ὄνομα τοῦ θηρίου ἢ τὸν ἀριθμὸν τοῦ ὀνόματος αὐτοῦ.
Ὧδε ἡ σοφία ἐστίν· ὁ ἔχων τὸν νοῦν ψηφισάτω τὸν ἀριθμὸν τοῦ θηρίου· ἀριθμὸς γὰρ ἀνθρώπου ἐστί· καὶ ὁ ἀριθμὸς αὐτοῦ χξϛʹ. -> y que ninguno pudiese comprar ni vender, sino el que tuviese la marca, o el nombre de la Bestia, o el número de su nombre. Aquí está la sabiduría. El que tenga entendimiento, calcule el número de la Bestia, porque es número de hombre; y su número es 666), en realidad el número satánico es el 9, y esto porque en la tradición numerológica hay que sumar las cifras para obtener un único dígito, la suma de cuyos componentes nos da el verdadero resultado, obsérvese:
666
6+6+6=18
18
1+8=9
9
El nueve es un número muy curioso, en el que los satanistas (que, como los religiosos, creen que todo obedece a un orden preestablecido) ven signos mágicos que conducen a la "iluminación". Un ejemplo de sus peculiaridades aritméticas: si se multiplica cualquier número por 9 y se suman los dígitos resultantes hasta llegar a una sola cifra, ésta será siempre 9 (huelga decir que esto no pasa con ningún otro número)...
7 x 9 = 63
6 + 3 = 9
4 x 9 = 36
6 + 3 = 9
2 x 9 = 18
1+ 8 = 9
Etcétera.
(Como digo, sólo vale para el 9 -> 2 x 8 = 16, pero 1 + 6 = 7, no 8; 4 x 7 = 28, pero 2 + 8 = 10, no 7; 7 x 5 = 35, pero 3 + 5 = 8, no 5).
Así que Corso ha pasado al "noveno plano", el último estadio satanista, tras diversas pruebas cuya simbología todavía se me escapa. Pero a Polanski seguro que no.
