Una mezcla de maestría, con unas gotitas de socarronería, todo ello regado con un generoso chorro de humor negro. Así era Rafael Azcona, el mejor guionista del cine español, según sus palabras «digamos que uno de los más persistentes». Azcona llevaba tiempo luchando contra el cáncer de pulmón que el 24 de marzo de 2008 acababa con su vida. Tenía 81 años.
Comenzó en 'La Codorniz' en 1951, la revista humorística en la que creó un personaje que pasó a la historia: el repelente niño Vicente. De su paso al cine tiene la culpa el italiano Marco Ferreri. Con él creó 'El pisito' (1958), una película protagonizada por Mari Carrillo, Maria Luisa Ponte y José Luis López Vázquez, cuyo argumento asusta por su actualidad: la imposibilidad de una pareja de enamorados de comprarse su propia casa.
«Marco Ferreri quería ser productor, pero le costó lo suyo, porque no encontraba dinero para producir lo que escribíamos», explicó Rafael Azcona en una entrevista. Así que «un día le dije: '¿Por qué no te haces director y buscas a un productor que te pague a ti y a mí?'. El tío lo encontró, pero fue en Italia. Y hasta ahora».
“Azcona niño”
Fue López Vázquez el que protagonizó "El pisito" en 1958, película dirigida por Marco Ferreri y protagonizada también por Mari Carrillo y Maria Luisa Ponte, y para la que Azcona escribió sus primeros diálogos cinematográficos.
Su trayectoria humana y profesional partió de la España en blanco y negro de posguerra, y las tantísimas películas sacadas de sus ideas obtuvieron galardones en los festivales internacionales, arrancando aplausos, mientras él se mantenía en un segundo plano, sin conceder entrevistas, ni aceptar los honores que todos le reconocían, porque no le gustaba la vida pública, de ahí que su muerte no se diera a conocer hasta pasadas ya varias horas.
Nació el 24 de octubre de 1926 en Logroño, capital riojana que inspiraría sus primeros escritos y dibujos, aparte de un naciente entusiasmo por el cine al que, sin embargo, llegó a su vida por azar.
“Plácido”
En 1951 se estableció en Madrid donde, como él mismo ha dicho, empezó a "escribir cosas divertidas sobre cosas tristes" y fue colaborador asiduo de publicaciones como la revista irónico-humorística "La Codorniz".
El autor de novelas -"Los muertos no se tocan, nene"; "Los europeos"; "Pobre, paralítico y muerto" o "Los ilusos"- descubrió que era más "fácil" escribir guiones que novelas, según afirmaciones propias. Así, embarcó en la nave de celuloide.
Tras "El pisito", su siguiente guión fue para "El cochecito" (1960), de nuevo con Ferreri y con un reparto encabezado por Pepe Isbert. Para Ferreri hizo otros como "Ape Regina", "Se acabó el negocio", "Contrasexo", "Marcha nupcial", "La audiencia" o "La comilona".
“Con Marco Ferreri”
De su colaboración, iniciada en 1960, con Luis García Berlanga son los guiones inolvidables de "Plácido" (1961), "Las cuatro verdades" (1962), "El verdugo" (1963), "Las pirañas" (1967), "Vivan los novios" (1970), "La escopeta nacional" (1978) y "Patrimonio Nacional" (1980).
También trabajó con otros realizadores: Carlos Saura ("Pippermint Frappé", "La madriguera", "La prima Angélica" y "Ay, Carmela"), José María Forqué ("El monumento" y "El ojo del huracán"), Víctor Erice ("Los desafíos"), José Luis García Sánchez ("Pasodoble" y "Tirano Banderas"), José Luis Cuerda ("El bosque animado"), Alberto Latuada ("El poder de la mafia"), Luigi Polidoro ("Una esposa americana" ) y Fernando Trueba ("El año de las luces" y "Belle époque").
De su labor con José Luis García Sánchez resultó la saga "Suspiros de España y Portugal" (1995), "Siempre hay un camino a la derecha" (1997) y "Adiós con el corazón" (1999); esta última supuso el regreso al cine de Aurora Bautista.
“El verdugo”
Ha recibido seis Goyas, al mejor guión original de 1987 por "El bosque animado" (José Luis Cuerda), al guión adaptado de 1990 por "Ay, Carmela!" (Carlos Saura), al guión original de 1992 por "Belle époque" (Fernando Trueba), al guión adaptado de 1993 por "Tirano banderas" (José Luis García Sánchez), Goya Honorífico de 1997 y al guión adaptado de 1999 por "La lengua de las mariposas" (J.L. Cuerda).
A todo ello se suman los Premios al argumento original y guión del Círculo de Escritores Cinematográficos (1963) por "El verdugo", al guión del Círculo de Escritores Cinematográficos (1969) por "Los desafíos", Premio Nacional de Cinematografía (1982), Premio Ennio Flaiano de Italia (1983), Premio Europa Cine de Italia y mejor guión de Midi-Pyrennes (1997) por "Tranvía a la Malvarrosa".
También ha recibido el Premio Max de Artes Escénicas al autor teatral en castellano (2001) por la adaptación de "El verdugo" (que tuvo seis galardones más), Premio Internacional Fundación Cristóbal Gabarrón de Artes Escénicas (2006) y Premio Ricardo Franco del Festival de Cine Español de Málaga (2006).
“La escopeta nacional”
En 1996 fue homenajeado en su tierra natal por diversos cineastas y amigos, en un ciclo con el patrocinio de Fundación Caja Rioja e Instituto de Estudios Riojanos. Este segundo organismo publicó un libro sobre el célebre guionista (1997), que reunió a colaboradores suyos como Berlanga, López Vázquez, Saura ….
En 1999 publicó el libro "Estrafalario", que reúne tres de sus trabajos ("El pisito", "El cochecito" y "Los muertos no se tocan, nene"), y en 2007 vio la luz "La paella", un guión de los años 80 elaborado para una serie de televisión que nunca se emitió.
“Ay, Carmela”
«Huevos fritos con chorizo, ¡eso sí es una droga!»
por CRISTINA FALLARAS *
(*Entrevista publicada en EL MUNDO el 2 de agosto de 2000)
Dicen que lo mejor para contactar con Azcona es enviarle un e-mail. Los contesta todos. Lo suyo es un apego feroz a la gente. A toda la gente.
Pregunta. Parece que los jóvenes se drogan mucho.
Respuesta. Hay una parte, pero muchos menos de lo que los medios te hacen creer. ¿Cómo va a dar la televisión una noticia que diga hoy no se ha drogado nadie?
P. Pues las autoridades andan preocupadas.
R. Si es cierto que se drogan en la proporción que dicen, por quien hay que preocuparse es por las propias autoridades.
P. ¿Por qué?
R. Por ofrecer a los jóvenes un mundo donde no tienen otro entretenimiento que ése. Eso es como el paro, que es una exageración. Si aquí hubiera habido todo el paro que se decía, las iglesias habrían ardido y habrían atracado los bancos.
P. ¿Se ha drogado alguna vez?
R. Esto de la droga son decisiones personales. Nunca he sentido esa necesidad... pero yo también me drogo: tomo café, bebo whisky, he fumado. Son otras maneras.
P. ¿Cómo son los jóvenes?
R. Me encantaría saberlo, pero no sé cómo son, porque lo intento pero no les entiendo nada. Ellos hablan con un lenguaje codificado. Imagino que entre ellos se entienden, porque yo no. Ahora hay muchísimos jóvenes que van a las discotecas porque hay ruido y así no tienen que hablar.
P. Es lo que tiene el grupo...
R. Al ser humano, cuando vive como grupo, no como individuo, lo que le gusta mucho es aturdirse. De otra forma no se entienden las verbenas. O el parque de atracciones, donde uno va y le centrifugan.
P. Y cuando usted era joven, ¿qué hacía?
R. No he formado nunca parte de eso que ahora se llama la juventud. En mi tiempo, no fuimos nunca jóvenes. No teníamos dinero. Cuando no tienes dinero, la sociedad no se ocupa de ti, porque no te puede sacar nada. Nosotros lo que queríamos era ser mayores.
P. ¿Por qué?
R. Entonces el mundo era de los mayores. De ahí, aquel refrán: cuando seas padre comerás huevos.
P. ¿Qué huevos se ha comido usted?
R. Cuando llegué a Madrid tuve unas ciertas dificultades económicas. A veces tenía algo de dinero. Entonces, cuando me levantaba por la mañana, me desayunaba tres huevos fritos con chorizo. ¡Eso sí que era una droga! Digerir aquello te dejaba estupidizado para toda la mañana.
P. Quién le iba a decir, después de todo, que iba a estar mal visto comer fritos...
R. Hombre el abuso está siempre mal, pero eso de tener tanto cuidado con el organismo es una tontería. Eso de ir, en vez de a un bar o un restaurante, a una farmacia, me parece un disparate. Al cuerpo hay que ponerlo a prueba.
P. ¿Cómo?
R. De vez en cuando hay que administrarle una fabada para que se entere de que la vida no es sólo comer cereales. Yo ya no podría nunca desayunar esos huevos fritos, pero tampoco soy muy partidario de las dietas.
P. ¿También hay que poner a prueba la cabeza con algún exceso?
R. Sí, pero pensar es peligrosísimo, te puede comprometer mucho.
P. ¿Y no pensar?
R. Hablo de pensar entendido como plantear un problema, ahondar en él y luego cargar con las consecuencias del descubrimiento. Si no piensas, te libras. Todos evitamos pensar, yo evito pensar, lo aplazo.
P. ¿Y lo de la corrección política?
R. No es nuevo. Cuando no se había inventado el inodoro, el cuarto de aseo... los humanos también defecaban. Primero fue el 'excusado . Como la palabra empezó a oler, utilizaron 'retrete , que era cualquier habitación interior. Se pasa a 'ir al baño , y la expresión se mancha, se mancha también el 'voy al lavabo ... Así que la gente ahora dice que va 'al teléfono . Esto va a desaparecer con el móvil.
P. ¿Le molestan los móviles?
R. A mucha gente le molesta, porque suena por todas partes, y eso es como protestar de la rueda porque hay accidentes de automóvil. ¿Qué culpa tiene la rueda? Es un gran invento.
P. ¿Ve usted la televisión?
R. Sí. Es uno de los inventos más extraordinarios que se han hecho nunca. Cuando era chico, en mi casa había una ventana que daba a un sitio aburridísimo. Ahora hay una, la tele, que a veces me asoma cosas prodigiosas. Que se administre mal, es otra cosa.
P. No todo el mundo lo confiesa.
R. Yo no lo entiendo. Me asomo a todo. Yo vi por la televisión el nombramiento de Juan XXIII y cómo en medio de todo aquel fasto le llevaban un caldo detrás de un libro, con aquellas voces maravillosas cantando.
P. ¿Qué le disgusta de la tele?
R. Por ejemplo, no comprendo por qué el telediario se regodea tanto en noticias luctuosas. Uno tiene derecho a comer tranquilo, a no darse disgustos a diario. Ya sé que hay muertos, ¿por qué me lo dicen tantas veces si nadie hace caso?
P. ¿Nadie?
R. No, porque si no nadie comería. Si hiciéramos caso a los telediarios, protestarían los supermercados, porque nadie compraría comida.
P. ¿Y el famoseo?
R. A veces da mucha risa. Yo admito que de vez en cuando me asomo a este tipo de programas, también a Tómbola, y cuando veo que aquello se pone aburrido o borde, pues me voy.
P. Está visto que tampoco está usted enganchado a la tele. ¿Está enganchado a algo?
R. A la jodida vida, el único bien que a mí se me ha dado.
P. ¿Muchas satisfacciones?
R. Tampoco hay que exigir tanto, la vida es lo que es. En niguna constitución ni declaración de buenas intenciones dice que yo tengo derecho a ser feliz. Admito que es lo que es y no pretendo que sea de otra manera.
P. ¿Es usted fatalista?
R. No soy fatalista ni pesimista. Yo soy del día a día. Un día le pregunté al dentista si estaba dentro de lo posible que yo tuviera que llevar dientes postizos. Me contestó: «Depende de lo que vivas».
P. ¿Qué me quiere decir con eso?
R. Con eso no quiero decir que la vida sea mejor ni peor. Cuando me levanto por la mañana, abro los ojos y veo que estoy vivo, me llevo una alegría tremenda, pero tremenda. Tengo ganas de desayunar, leo el periódico...
P. ¿Y?
R. Lo leo empezando por detrás. Como me salto la economía, empiezo bien, pero a medida que voy avanzando, se va nublando el día. Después de leer el periódico, la vida ya no es tan hermosa como cuando he abierto los ojos.
P. ¿Le entristece?
R. Yo asumo la vida que me han dado, no se trata de estar contento o triste o no conformarse. La vida es como es, y ya está.
Información consultada y extraida de Wikipedia, FilmAffinity, culturalianet, cine-clásico, divxclásico, clan-sudamérica, etc.
Gracias a todos.
“Con J.L. Gallardo y Garcia Sanchez”