BORDEN CHASE
Guionista
1900–1971
Guionista
1900–1971
En la obra del guionista Borden Chase está presente la épica de la colonización, el Bien y el Mal enfrentándose en una sociedad de pioneros pero también en el propio interior de sus torturados héroes. Se le tiende a encuadrar entre aquellos que contribuyeron a la renovación y evolución del western sobre todo por sus tres películas con Anthony Mann y James Stewart.
BIOGRAFÍA:
Borden Chase nació el 11/01/1900 en New York (USA) y falleció en California (USA). El 08/03/1971.
Antes de entrar en contacto con el cine trabajó en los trabajos más dispares, desde chófer de un gángster a obrero de la construcción del túnel Holland en Manhattan. Su formación como escritor comenzó en el Saturday Evening Post. De allí saldría el serial The Chisholm Trail que daría forma posteriormente a su guión para Río Rojo. Persona de carácter difícil y que fue clave en la modernización del género americano por antonomasia, sería definido así por Howard Hawks: "No se contentaba con escribir una historia sino que quería enseñarte cómo debías de dirigirla".
Su primer guión para el cine es la película “Under Pressure” de Raoul Walsh junto a unos compañeros de lujo, Lester Cole, Billy Wilder y Noel Pierce. Siguierón varios film principalmente policíacos/cine negro ya directamente en el guión o guiones basados en novelas suyas: “Midnight Taxi”, “The Devil's Party”, “Blue, White and Perfect” o “Destroyer”.
En 1945 realiza su primer guión en solitario para “This Man's Navy” de William A. Wellman al que seguirá ” Flame of Barbary Coast”, “I've Always Loved You”, “Tycoon”, antes de encarar su primer guión para un Western: “Red River”
Red River es una historia de itinerario y aprendizaje, con dos personajes principales: Tom Dunson, encarnado por John Wayne, papel que le convirtió en estrella (“ese hijo de puta sabe actuar” dijo John Ford al ver esta cinta), y su hijo adoptivo, Matt (Montgomery Clift, debutando). Juntos emprenden un largo viaje con miles de cabezas de ganado; a lo largo de esta trayectoria el carácter de Tom se va agriando y el enfrentamiento entre ambos parece inevitable.
“The Devil's Party”
Aunque el proyecto inicial se presentaba de muy buen cariz –entre otras cosas la historia original también era de Chase (The Chisholm Trail, publicada en el Saturday Evening Post)- lo cierto es que sacar adelante la película no fue tarea fácil. No sólo por el rodaje en exteriores que tanto temían los productores; ni por el carácter antagónico de los actores -Wayne y Clift acordaron no hablar de política durante el rodaje para suavizar el ambiente-; ni siquiera la casi extinción de las famosas reses de “cuerno largo”, protagonistas del filme, fue un impedimento insalvable, ya que mezclaron –y colocaron estratégicamente- las pocas docenas que quedaban con vacas de otra raza, de tal forma que el resultado final fuera el deseado.
Lo peor fue el enfrentamiento entre Borden Chase y el director-productor Howard Hawks: Chase quería un final diferente para la historia y más protagonismo para el personaje del pistolero encarnado por John Ireland; aquel que pronunciara una de las frases más celebres de la historia del cine, cuando compara su revolver con el de Matt: “Sólo hay dos cosas más bonitas que un arma: un reloj suizo y una mujer. ¿Ha tenido alguna vez un reloj suizo?”.
Pero Hawks era mucho Hawks. El gran cineasta participaba tanto o más en los guiones que los propios escritores hasta conseguir hacer suya la historia. La contaba resaltando sus temas preferidos gracias a un tratamiento peculiar de los personajes; “sus” personajes. Las discrepancias fueron tantas y tan importantes que Borden Chase figura en los créditos de Río Rojo gracias a la intercesión del sindicato de guionistas.
“Howard Hawk, John Wayne y Joanne Dru en el rodaje de Río Rojo”
La complejidad de su realización se vio recompensada por el resultado final: Río Rojo, actualmente, es considerada de forma unánime como una de las obras maestras de Howard Hawks. Lo es gracias a la aparición de muchos de los elementos que definen su cine: los imperceptibles movimientos de cámara, lo que les proporciona mayor expresividad; el retrato de hombres con un objetivo común y enfrentados a las mismas dudas y peligros; su forma de presentarlos en pantalla: de dí¬a, con rodajes de exteriores luminosos, propios del mejor documental; de noche, en decorados donde se confiesan unos con otros.
Entre ellos el duro protagonista (Wayne), el héroe hawksiano por excelencia. Egocéntrico, sólo preocupado por su ganado, evitando comprometerse emocionalmente y huyendo de las muestras explícitas de afecto; parece que estamos retratando a Bogart en Tener y no tener (To have and have not, 1944) o a Cary Grant en Sólo los ángeles tienen alas (Only angels have wings, 1939). Sólo la intervención de una mujer consigue cambiarle el carácter. Aquí es Joanne Dru la que suaviza a Dunson, como Lauren Bacall o Jean Arthur hicieran en las películas citadas anteriormente.
Pero lo que realmente da un giro a la historia -lo que sin duda se tuvo en cuenta para nominar el guión a los oscar de Hollywood-es la subtrama amorosa insertada habilmente en la acción principal. Es una parte importante del guión que sale a relucir cuando Borden Chase acude a la presencia recurrente de un brazalete. El preciado objeto cambia continuamente de manos, siempre con el mismo motivo: como recuerdo de un amor que finalmente no pudo ser. Dicen que ese es el amor más puro; eso es lo que parece que Borden Chase opinaba. Puede que tuviera razón. (elblogdeethan.blogspot.com)
Pues sí, Hawks tenía razón, y pese a las discrepancias que mantuvieron con el guión de Río Rojo, con este trabajo Borden Chase se consagró en Hollywood como escritor del Oeste con esa historia de rivalidad / camaradería, amor / odio entre dos hombres, Dunson (John Wayne) y Matt (Montgomery Clift). En el guión original el personaje de John Wayne debía morir desangrado tras cruzar el Rio Rojo, pero Hawks dijo: "El Duke no puede morir", y reescribió el final con un epílogo de comedia. Para Chase aquello era basura.
“Río Rojo”
Es pues, de vital importancia la aportación de Borden Chase al western. Escribió para Mann y Stewart los guiones de Winchester 73 (1950), Horizontes lejanos (1952) y Tierras lejanas (1955). En ellas el guionista incidía en una inclinación, a veces paranoica, de un antihéroe cegado por el odio, la venganza y las amistades rotas. Según parece, se entendió muy bien con el director de Colorado Jim, aunque éste llegara a decir que "Borden Chase ha sido durante mucho tiempo mi guionista ideal, pero siempre trabajaba demasiado en la misma dirección." Chase diría en una entrevista: "Me gusta trabajar con Mann más que con cualquier otro director", aunque añadió sobre Tierras lejanas que: "Mann respetó fielmente lo que yo había escrito y ningún escritor puede quejarse de que filmen lo que ha escrito... pero yo habría querido más, habría preferido que alguien lo hubiese mejorado. Este es el trabajo de un director, no cambiar las palabras, sino añadirles ese pequeño algo... Pienso que no era justo que yo hubiese ganado 50000 dólares mientras que Mann ganaba 75000 por dirigirla. De la manera que la escribí, yo mismo hubiera podido dirigirla".
Winchester 73, como proyecto, había sido abandonado por Fritz Lang después de dos años de tratar de convencer al estudio de que quería hacer un western psicológico más que ajustarse a la acción tradicional. Para hacerlo, Mann puso condiciones a Aaron Rosenberg, de la Universal: «Necesito dos meses para construir la historia partiendo de cero». Se olvidó por completo del guión anterior e hizo contratar a Borden Chase. Mann siempre declaró que nunca utilizó nada del proyecto de Lang, «nunca me interesé por aquel guión». El definitivo, que según Wim Wenders «contiene tantas historias que al menos podrían hacerse con ellas siete u ocho westerns italianos», es éste: el arma que da nombre al título es un rifle de precisión extraordinaria. Es tan perfecto que de venderse alcanzaría un precio prohibitivo únicamente al alcance de pocos bolsillos. Es por ello que únicamente puede tenerse ganando un concurso. Éste se celebra en Dodge City –de la que es sheriff el entonces ya legendario Wyatt Earp- y lo gana Lyn McAdam, que ha venido acompañado por su amigo High Spade buscando a alguien para vengarse. Este alguien podría ser Dutch Henry Brown, quien le roba el rifle y desaparece, perseguido inmediatamente por McAdam. Ahora tiene dos poderosas razones para buscarle: le ha robado el rifle, pero también había matado a su padre. Brown pierde el rifle en una partida de póker con un medio indio que trafica en armas con la coartada de que las utilizan para cazar. El jefe indio le mata y se apodera del Winchester pero éste muere y va a parar a manos de Steve Miller, quien se ha refugiado en una compañía de soldados cercada por los indios junto con su novia, Lola. Gracias a la experiencia de McAdam y su amigo, que se han unido al grupo, derrotan a los indios. Pero Miller es muerto por el fuera de la ley Waco Johnny Dean, que se lo devuelve a Brown. Finalmente, McAdam se encuentra con Brown. Le acorrala en unos riscos, recupera el rifle y venga la muerte de su padre: Brown era su hermano.
“Winchester 73”
El film utiliza el mítico rifle como hilo conductor de la historia. Ésta se sitúa poco después de la batalla de Little Big Horn, en la que gracias a la estrategia del jefe Caballo Loco, los indios pudieron derrotar a Custer aprovechando que no tenían rifles de repetición. Atacaban a los soldados cuando éstos habían gastado su bala. Este recurso narrativo no era nuevo ni en el cine ni mucho menos en el teatro. Ciñéndonos al cine, Julien Duvivier utilizó en Seis destinos (Tales of Manhattan, 1942) un frac que al ir cambiando de manos iba mostrando una rica galería de personajes en historias cortas independientes. La novedad del guión de Borden Chase es que la línea narrativa marcada por el Winchester se pone al servicio de la historia de la venganza de Stewart. Es cierto que también cambia de manos, pero estos cambios -además de introducirnos en un rico microcosmos que prácticamente abarca todo el universo del western- siempre están férreamente al servicio de la historia principal encajando con los planteamientos itinerantes de una gran parte de westerns. La trayectoria del rifle no deja de tener la misma funcionalidad que un McGuffin hitchckoniano sin dejar de ser un recurso simbólico: poseer el poder teniendo las mejores armas. Esta arma centro de la película es un rfile Winchester modelo 1873, calibre 44-440, One of One Thousand Grade, que representó una mejora sustancial del Winchester Yellowboy de 1866 y descendiente directo de los modelos Henry y Volcanic. Su fabricante fue la Winchester Repeating Arms Company of New Haven, CT. y el llamado One of One Thousand Grade se caracterizaba por su precisión y por su acabado de madera y embellecimientos de metal de primera calidad. Solamente se habían seleccionado unos cuantos centenares del más de medio millón de Winchester fabricados desde 1873 a 1929.
En 1967 se hizo un remake para televisión dirigido por Herschel Daugherty con Tom Tryon (en el papel de James Stewart), John Saxon, Dan Duryea, John Drew Barrymore y Joan Blondell. Inmediatamente después del éxito de Winchester 73, Edwin L. Marin dirigió Colt 45 para la Warner, un film de serie B que fue un detonante éxito de taquilla, aunque con un planteamiento más convencional. Siete años después se convertiría en serie televisiva.
“La pradera sin Ley”
El siguiente western de Mann, Horizontes lejanos (1952), puede interpretarse que se centra en una probable evolución del personaje de James Stewart en Winchester 73. Se puede especular pensando que, después de haber cumplido su venganza, vive experiencias traumáticas al margen de la ley para, finalmente, decidir cambiar de vida. Curiosamente la fonética original de sus nombres es muy parecida; Lin (McAdam) y Glyn (McLyntock). Es precisamente en ese estadio de su vida cuando comienza la película: 1846. Glyn McLyntock conduce una caravana de pioneros a las praderas de Oregon. En una parada del viaje salva de la horca a Emerson Cole, un notorio gunman, acusado del robo de un caballo. Éste reconoce en McLyntock a otro reputado pistolero quien, no obstante, quiere olvidarse de su pasado y encarar un futuro más honorable, deseando integrarse en la comunidad de los pioneros que comanda el viejo Jeremy Baile. Cole se muestra escéptico. Los dos hombres -ocasionalmente amigos- unen sus esfuerzos para repeler un ataque indio en el cual resulta herida Laura, la hija mayor de Baile. Una vez en Portland, es curada por Melo, el capitán de un buque fluvial que también ejerce de curandero, pero debe permanecer un mes en cama. Acepta la hospitalidad del comerciante local Hendricks, el cual contrata con los pioneros el transporte por el río y la posterior entrega de alimentos para pasar el invierno. La colonia se establece en el lugar elegido y, viendo que los avituallamientos no llegan, McLyntock y Baile van a Portland, donde se encuentran con que el hallazgo de oro ha cambiado la ciudad. La gran concentración humana y la abundante riqueza han desatado la especulación. Los precios han subido tanto que Heindrick no está dispuesto a cumplir su contrato. Cole y Laura son amantes y Trey Wilson controla el juego. En vista de la negativa de Heindrick de servirles el pedido que ya habían concertado y pagado, McLyntock decide cortar por lo sano: hace cargarlo todo en el barco de Melo y empiezan a navegar perseguidos por los hombres del comerciante. Pueden eludirles pero -ante la oferta super millonaria de unos mineros- Cole se pone al frente de un grupo de hombres y se apodera del cargamento. En la inevitable lucha entre los dos ex pistoleros, vence McLyntock demostrando que si hay un propósito firme siempre se pueden enderezar vidas delictivas. Y mucho más en el Oeste.
“Horizontes lejanos”
No pueden atribuirse a la casualidad las similitudes entre este film y Winchester 73. Los dos fueron producidos por Aaron Rosenberg para la Universal. Borden Chase era su guionista y el rescatado James Stewart su protagonista (quien en el interín había protagonizado otro westerns memorable, Flecha rota (Broken Arrow, Delmer Daves, 1950). Se diferenciaban en la fotografía. En Horizontes lejanos, Mann se enfrentaba por primera vez al color.
A través de la acción, el film se centra en el retrato psicológico del protagonista: quiere huir de su pasado pero no puede resolver legalmente el conflicto de abuso de poder con que se encuentra. Ha de recurrir a todos los recursos que ha adquirido en su “formación” como delincuente, sugiriéndose que en aquella etapa no le hacía ascos a las muertes. En la secuencia en que contrata a hombres para transportar las mercancías, uno de ellos se queja de su abuso al contratarles, amenazándole con recurrir a la ley: «¿Qué ley?», le responde irónicamente McLyntock. Sin embargo, la ausencia de la ley no significa que no quiera volver al buen camino. La nueva ley en la que cree es la que, a buen seguro, implantarán los pioneros en su nueva comunidad. El final, abierto, no deja de ser esperanzador en este sentido. Parece presagiar el nacimiento de un nuevo orden.
Toda la historia -narrada en formato itinerante- es un periplo erizado de tentaciones que vive y que sabe sortear el protagonista: su atracción por la simpatía del pistolero Cole (que nunca ha renunciado a su modus vivendi) que podría volverle a su antigua vida; el rechace a la adolescente hija menor Baile dispuesta a irse fácilmente con cualquier hombre; su noble renuncia a la hija mayor cuando descubre que está liada con Cole; su posicionamiento a favor de Baile contra los cantos de sirena de quienes están dispuestos a robarle sus mercancías; su lucha para demostrar que con su tenacidad puede vencer los recelos de Baile sobre su reinserción... Su tenacidad y su firmeza se ponen de manifiesto cuando, abandonado sin recursos en las montañas, inicia una persecución en principio imposible de Cole y sus secuaces, convirtiéndose en un fantasma exterminador que, paradójicamente, utiliza los recursos que ha aprendido en su vida delictiva.
Burt Lancanster en “His Majesty O'Keefe”
Mann partió por última vez de un guión de Borden Chase. Estas tierras lejanas son las de Alaska que lindan con Canadá –escenarios escasamente presentes en los westerns- durante la fiebre del oro de 1897-1898. Una gran parte del film fue rodada in situ en las Montañas Rocosas canadienses, especialmente en el Parque Nacional de Jasper en la provincia de Alberta, además de las consabidas secuencias en estudio. Hay que remarcar que, a finales del siglo XIX, ya habían pasado a la historia conceptos como los del héroe inmaculado o el salvaje y glorioso oeste, aunque siguiese cultivándose en las publicaciones populares. Se había exterminado a los indios, dilapidado recursos naturales y producido grandes concentraciones humanas en ciudades como san Francisco o Los Angeles. Seatle 1896. Jeff Webster tiene una bien ganada reputación de tirador rápido, individualista, muy seguro de sí mismo y con un pasado que no puede olvidar. En esta etapa de su vida, su principal interés es ganar el máximo de dinero para tener un rancho de su propiedad, junto a su compañero de fatigas, Ben Tatum, mucho más viejo que él.
Aunque ciertamente un hombre siga siendo el protagonista del film, por vez primera Mann le da mayor importancia a la mujer, situando al personaje de Ruth Roman (1924) no al mismo nivel aunque sí como una antagonista importante. Ronda Castle es una rica propietaria -que hizo su fortuna en el Este- y que, con astucia y pocos escrúpulos, ha sabido amasar una fortuna en una sociedad eminentemente masculina. Su única debilidad es la atracción que siente por Jeff, que acabará conduciéndola a la muerte. La otra mujer, Corinne Calvet (1925), es como una prolongación del personaje de Lori Nelson en Horizontes lejanos, una chica joven que aspira a estabilizar su vida viviendo con Jeff. La muerte -solución moralista del conflicto en que éste se debate y como castigo de quien se aparta del camino del bien- le allana el camino. Las dos mujeres representan dos alternativas -simbólicas y reales- para el dubitativo Jeff, retratando así mismo el creciente ascenso de la mujer en la sociedad. Aunque dependiendo todavía del hombre, se describe a Roman como autosuficiente, ambiciosa, con escasos escrúpulos y absolutamente libre e independiente.
El centro del conflicto es más que nunca el individualismo. Stewart lo manifiesta con claridad. Es un solitario en el amplio sentido de la palabra, que no ayuda a nadie si con ello puede poner en peligro sus intereses. E incluso se resiste a comprometerse por sus amigos o para defender injusticias. Se intuye que esta forma de entender la vida viene marcada por su pasado. Su metamorfosis final encierra un mensaje de esperanza. Es el amor de una chica y la solidaridad del pueblo la que la ha provocado. Toda la historia del film está construida para ir mostrando su lucha interior.
El entorno es omnipresente en todo el film. La reconstrucción de las dos pequeñas ciudades se hizo con gran realismo y la naturaleza salvaje influye más que nunca en el comportamiento y la suerte de los personajes. Las impresionantes montañas nevadas -con avalancha incluida- se erigen majestuosas -pero amenazantes- como gigantescas armas del destino para controlar y dirigir las vidas de los seres humanos.
“Chuck Connors en Branded”
No podemos olvidar sus aportaciones a magníficos Films de aventuras: “The World in His Arms”, “ Sea Devils” ambas de Raoul Walsh o “His Majesty O'Keefe”.
“His Majesty O'Keefe”
“Sea Devils”
“Mutiny on the Bounty”
Su carrera finalizó casi exclusivante trabajando para la TV, donde intervino en distintos capítulos de series casi siempre ligadas al westerm: “Bonanza”, “Daniel Boone” o “The Virginian” entre otras.
Falleció en California (USA) el 08/03/1971.